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Hola amigos lectores, el 9 de diciembre la Iglesia Católica celebra el día de San Juan Diego. La biografía de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, dice que fue un hombre de la etnia de los chichimecas y su nombre significaba el águila que habla, que nació el 5 de abril o mayo de 1474 en Cuautitlán, en el barrio de Tlayácac, región que pertenecía al reino de Texcoco; fue bautizado por los primeros misioneros franciscanos en torno al año de 1524, era considerado como un hombre piadoso por los franciscanos y agustinos asentados en Tlatelolco, donde aún no había convento, si no lo que se conoce como doctrina, donde se oficiaba misa y se catequizaba. Como Juan Diego era una persona muy interesada en las enseñanzas de los franciscanos hacía un gran esfuerzo por trasladarse cada semana, saliendo muy temprano del pueblo Tulpetlac, que era donde en ese momento vivía, y caminar hacia el Sur hasta bordear el cerro del Tepeyac. De acuerdo con la tradición el sábado 9 de diciembre de 1531, muy de mañana, en el cerro del Tepeyac escuchó el canto del pájaro mexicano tzinitzcan, anunciándole la aparición de la virgen, ella se le apareció 4 veces entre el 9 y 12 de diciembre de 1531 y le encomendó decir al entonces obispo, fray Juan de Zumárraga, que en ese lugar quería que se edificara un templo. El obispo no le creyó, pero la virgen le pidió que insistiera, Juan Diego volvió con el obispo y éste le pidió pruebas, por lo que el 12 de diciembre la virgen se le presentó y le dijo que subiera a la cima del Tepeyac para que recogiera flores, Juan Diego encontró rosas hermosas que colocó en su tilma y las llevó ante el obispo Zumárraga. La tradición refiere que cuando Juan Diego mostró al obispo las hermosas flores durante un helado invierno, en su tilma apareció milagrosamente la imagen de la virgen, llamada más tarde Guadalupe por los españoles, Juan Diego con el permiso del obispo pasó a vivir en una pobre casa junto al templo de “La señora del Cielo”, donde hoy se encuentra la Basílica de Guadalupe, de la Ciudad de México, en la cual fue beatificado el 6 de mayo de 1990, durante el segundo viaje apostólico a México del papa Juan Pablo II. Finalmente fue canonizado en 2002 por el mismo Juan Pablo II y en donde dijo estas hermosas palabras “¡Amado Juan Diego, ‘el águila que habla’! Enséñanos el camino que lleva a la virgen morena del Tepeyac, para que ella nos reciba en lo íntimo de su corazón”. En mi comunidad de Las Lomas, San Juan Diego es nuestro santo patrono, y en honor a él tenemos un gran sueño que es la construcción de nuestro templo y para ello todos hemos participado en distintas actividades para lograr ese sueño, como la tradicional kermés, y se ha solicitado también la ayuda de las autoridades municipales y estatales. Desde hace unos años se cuenta sólo con una estructura con techo y pared a medias, en la cual se oficia misa y los niños de la comunidad asistimos a la catequesis, donde, sin importar que no tengamos una instalación adecuada que nos proteja del frío o del calor, lo hacemos con alegría ya que las catequistas son muy buenas, prestan su servicio con esfuerzo y mucho corazón para darnos formación para la vida, nuestro sacerdote siempre está pendiente de su comunidad y de formarnos en la fe, se le da mucha atención a los niños y a los jóvenes porque en la medida que nosotros confiemos en Dios, creceremos como familia, como comunidad y como sociedad, por lo que al paso de los años los padres no tendrán que preocuparse de que sus hijos anden en cosas malas, pues les habrán dedicado el tiempo necesario para crecer con valores y confiados en Dios, seamos como San Juan Diego, a quien nuestra señora de Guadalupe eligió para llevar su mensaje ya que sabía que era un hombre humilde y obediente de las cosas de Dios.

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