La acción de la justicia

POR EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Da gusto sentir que el poder de la aplicación de las leyes como forma de conducta de un país, aunque no suceda así en el nuestro, sea una acción prioritaria. Es reconfortante reconocer que, aun cuando el acusado tiene poder económico, político y que fuera la máxima autoridad en su país, tuvo que rendirse a las autoridades judiciales, quienes lo sometieron al escrutinio judicial, por medio de un juicio penal, con 12 personas actuando como miembros de un jurado, y lo encuentran culpable de 34 cargos. Este es el caso de Donald Trump, que en los Estados Unidos ayer sufrió la más inesperada derrota, al ser encontrado culpable.

Al iniciarse el juicio, después de haberse cumplido los plazos legales, de haberse conformado un jurado compuesto por siete hombres y cinco mujeres, y de que se dieron los alegatos acusatorios y se refutaron estos argumentos por medio de la defensa de Trump, por fin y de manera unánime, fue encontrado culpable. Este juicio es una prueba de que, en ese país, se intenta hacer justicia, al menos en los casos más relevantes. Porque existen muchas injusticias cuando se trata de las leyes y los migrantes, de violaciones a los derechos humanos contra personas viviendo sin documentos en regla, que son miembros de la comunidad afroamericana, hispana o de cualesquier otras minorías. También se han denunciado las mafias que trabajan con el tráfico de personas, con la venta de armas, con la distribución y venta de drogas ilegales, y otros delitos que existen en los Estados Unidos. Para decirlo en palabras más claras, todavía existen huecos de injusticias que no se han combatido de la manera correcta, ni con la intensidad que se debiera hacer. Pero el haber juzgado y encontrado a Trump culpable, es un gran logro.

Sin embargo, Trump sigue siendo el sujeto altanero y bravucón que asegura que el juicio fue amañado, y que estuvo todo contra él. Que sus derechos fueron violados y que se creó una atmósfera que logró encontrarlo culpable, cuando según él, es inocente. La parte más preocupante de todo esto, es que tiene una base ciudadana de muchos millones de estadounidenses, que lo apoyan con su voto y con recursos financieros. Las tendencias electorales marcan un empate en las preferencias, de manera que podrían ser ambos, Biden o Trump, que resultaran presidente. Lo contradictorio e inexplicable, es que existan miembros de las minorías afroamericanas e hispanas, que apoyen a Trump, a pesar de los insultos y los actos discriminatorios que ha efectuado contra estas comunidades.

En contrapartida, en México no tenemos ni siquiera visos, de que se comenzará a desarrollar una política gubernamental que mejore sustancialmente la aplicación de la justicia. La impunidad sigue reinando en todos los espacios de la vida de los mexicanos. Seguimos siendo subyugados por los actos violentos contra la ciudadanía. No tenemos la mínima posibilidad de ser auxiliados, cuando de manera involuntaria, nos vemos envueltos en actos con la participación de las agencias policíacas. Desde el maltrato que recibimos de un policía de tránsito, hasta los actos de funcionarios electos que se aprovechan de los recursos financieros, por medio del peculado y otros delitos, que nunca son perseguidos ni investigados, y pasan como meras anécdotas en sus vidas, enriqueciéndose ilícitamente. Tan sólo en Tecate, tenemos a los cuatro últimos ex presidentes municipales, con claros datos de que se apoderaron de los recursos financieros de nuestra ciudad, y siguen tan campantes en libertad y gozando de una total impunidad. No cabe duda de que los mexicanos no tenemos llene, nos golpean a diario y no hacemos nada para defendernos. Así, con esta actitud pasiva y nada contestataria, no vamos a modificar nuestra situación de impunidad y de carencia de justicia social. Vale.

* El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.