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Ellos son los gatos que habitan en edificios de gobierno

Algunos felinos han hecho de Palacio Nacional y otras dependencias su hogar. 

CIUDAD DE MÉXICO.- Pulgas es uno de los 20 gatos que habitan en el Jardín de la Emperatriz de Palacio Nacional. Su nombre lo debe a que cuando los trabajadores de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) la encontraron, en 2015, estaba infestada de pulgas.

Detrás de una maceta, la gatita espía a los reporteros que entrevistan a Margarita, la mujer que, pese a estar jubilada de su trabajo como personal de limpieza en Hacienda, cumplirá 19 años llevándoles de comer cada tercer día en punto de las 14 horas.

Margarita lleva cubetas, cepillos y un poco de jabón; mientras limpia las croqueteras y los envases en los que los gatos toman agua, llega Malú, una de las trabajadoras de la SHCP que está segura de que sólo fue un rumor la historia de que los gatos serían dormidos para sacarlos de Palacio Nacional.

Sin embargo, Carmen Hernández, quien, por medio de Twitter, acusó que querían sacar a los felinos, asegura a EL UNIVERSAL que personas que laboran en Palacio Nacional, con quienes mantiene contacto, le comentaron que la Conservaduría de Hacienda tenía tiempo planeando sacar a los mininos.



También afirma que el plan de bienestar del que habló la Secretaría de Hacienda en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no existe, pues algunos gatos, como Gandalla, que tiene una edad avanzada y problemas en su mandíbula, no han recibido atención veterinaria.

El secretario de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, Alejandro Rodríguez Monterde, sostiene que autoridades de Palacio Nacional contactaron a la máxima casa de estudios desde marzo para pedirle que atienda a los gatos, pero apenas se están analizando las condiciones.

“El plan es lograr [el] bienestar de los gatos a través de las unidades móviles de la facultad. Si es necesaria alguna medida terapéutica que amerite ser tratada en [nuestras instalaciones, tendríamos que trasladarlos]”, señaló.

El programa de bienestar animal al que serán sometidos los felinos consiste en revisar su salud, esterilizar a los que no lo estén e incluso, según la UNAM, recomendar la colocación de juguetes y rascadores en sitios específicos para que puedan marcar su territorio sin dañar los árboles o espacios del edificio histórico.

Parlamentarios gatunos

A dos kilómetros de Palacio Nacional vive Gótica, la única gata que habita la Cámara de Diputados y admite el contacto humano. Se echa a dormir entre las jardineras del comedor al aire libre, y cuando algún trabajador que ya conoce se sienta y se dispone a comer, la gatita se acerca a pedirle comida.

En el Palacio Legislativo de San Lázaro habitan cerca de 50 gatos ferales; es decir, que alguna vez tuvieron un hogar, pero por algún motivo (maltrato o extravío) tuvieron que aprender a sobrevivir en la calle y por sus propios medios, por lo que no toleran el contacto humano.

En entrevista, Antonieta Pérez Escobedo, economista y asesora del grupo parlamentario de Morena, relata que son varias personas las que se organizaron en el grupo de WhatsApp “Cuidadores de gatos” para alimentar a las cinco familias que viven en San Lázaro.

La mayoría de los gatitos parlamentarios, como les llaman los trabajadores, ya están esterilizados y cuentan con su muesca —una marca que se les hace en una oreja para saber que fue esterilizado y vacunado, según el protocolo internacional de Captura Esterilización y Suelta (CES)—. Algunos de los mininos incluso tienen collar con placa.

Felinos en Lecumberri

A unos pasos de la casa del pueblo, en los mismos pasillos, jardines y galeras que recorrieron hace 50 años José Revueltas, Luis González de Alba y Heberto Castillo por su participación en el movimiento estudiantil de 1968, hoy pasean 20 gatos que buscan tomar el sol y jugar entre árboles de lo que fue el temido “Palacio negro de Lecumberri”, hoy sede del Archivo General de la Nación (AGN).

Los felinos, que todo el día son acariciados por investigadores y visitantes que llegan a trabajar o a admirar la arquitectura, son atendidos por un comité de cinco trabajadores.

Los empleados, que en su mayoría laboran en la Dirección del Archivo Histórico Central, son quienes solventan los gastos de mantenimiento de los gatos: compran su comida y pagan la atención veterinaria, así como los medicamentos que necesitan cuando se enferman.

Las cinco personas se turnan para surtirles el alimento en sus croqueteras los lunes, miércoles y viernes, pero los bebederos se rellenan y limpian todos los días.

Trabajadores del AGN aseguran que la mayoría de los gatos están esterilizados desde hace dos años, igual que los de Palacio Nacional.

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