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El Imparcial / San Luis / Cuidado del medio ambiente

Buscan salvar del ocaso al Río Colorado

Tras un arduo trabajo de años han logrado darle vida nuevamente al delta del Río Colorado con bosques de álamos y sauces, que se han vuelto refugio de varias especies de animales.

SLRC, Sonora.- Cuenta la leyenda Cucapá que las frescas aguas del Río Colorado son resultado de una épica batalla en la que un niño pinchó con flechas los testículos de un monstruo, uno rojo y uno azul, desbordando agua, por un lado salada y por el otro dulce, creando el delta.

Así lo relata Antonia Torres González, descendiente de la comunidad Cucapá. La metáfora ejemplifica cómo está formado el último tramo del Río Colorado, el cual se enfrenta a su ocaso a consecuencia de la mano del hombre moderno.

El volumen de agua disminuyó al grado de quedar secos algunos tramos, la deforestación arreció, especies desaparecieron, y con ello se debilitó la cohesión de la comunidad indígena, aun en la adversidad, hay esfuerzos por salvar el río y a quienes dependen de él.

Edith Santiago Serrano, directora asociada en el Programa del Delta del Río Colorado en Sonoran Institute, explicó cómo han trabajado desde hace catorce años para implementar programas y así resarcir el impacto ambiental. “Cerca del 90% de los humedales del delta del Río Colorado se han perdido o deteriorado por la falta de agua, para asegurar su conservación Sonoran trabaja en su restauración”, precisa la organización.

CONTEXTO

Históricamente el agua del Río Colorado ha sido utilizada para diferentes actividades, desde el consumo humano, la industria, la agricultura, para ello, se han hecho diversas represas a lo largo de su cuenca, platicó Santiago.

El Colorado nace en las montañas Rocosas, pasando por siete estados de Estados Unidos, y por Baja California y Sonora en México; su cuenca hidrológica abastece de agua a alrededor de 40 millones de personas.

Conforme se fueron construyendo las presas el agua que llegaba al delta fue disminuyendo, ante la falta del líquido, los bosques nativos desaparecieron, en consecuencia las aves, los peces y otros animales fueron desterrados.

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INTERVENCIÓN

En las décadas de los 70s y 80s del siglo pasado hubo excedentes de agua en Estados Unidos. Las compuertas abrieron y el Río fluyó.

En ese tiempo, Francisco Zamora y Osbel Hinojosa (fundadores de Sonoran) hacían recorridos en el caudal con fines científicos. Ambos curiosos, se perdieron entre las avenidas de agua y la vegetación, hasta llegar con las comunidades que se encontraron en el camino, quienes los ayudaron a salir de su extravío.

“Llegaron con los Cucapá, a partir de estas avenidas de agua, las semillas de árboles como álamos y sauces brotaron, se dieron cuenta de que no fue mucha agua pero hizo mucha diferencia, de ahí en adelante trabajaron para restaurar las condiciones del Río”, relató Santiago.

En 2001 se realizó un taller de expertos de Estados Unidos, México, la academia y científicos, para hablar de los ecosistemas del delta del Río Colorado, donde surgió el “Mapa de lo posible”.

Este mapa contempla 17 zonas del delta que es necesario conservarlas y es factible restaurarlas para mejorar los hábitats, entre ellos el cauce del Río Colorado en México (Miguel Alemán, Chaucé, y Laguna Grande), la Ciénega de Santa Clara, el Río Hardy, la zona del Estuario y las Lagunas de Cerro Prieto. “Se sabía que no se podría recuperar el Río a como se encontraba hace un siglo, sino a medida de los que es posible, y mantenerlo”, comentó Santiago.

INVESTIGACIÓN

Los investigadores que se unieron al proyecto midieron la profundidad del manto freático, cerca de los sitios identificados con prioridad de conservación, se enfocaron en el cauce del Río Colorado, el Río Hardy y el Estuario.

Los estudios permitieron definir qué árboles podrían sobrevivir, se hizo un análisis del suelo para saber la salinidad y qué tipo de tierra era, con el fin de reforestar con las especies más resistentes e ideales a las condiciones climáticas.

El Río Hardy presentó una salinidad entre dos y tres puntos, lo cual es catalogado como compatible con la vida, en el estuario hay una salinidad de 35 a 40 puntos, lo cual es normal por la mezcla de agua salada del mar, con la dulce del Río.

“La naturaleza es noble y las especies se van adaptando, algo que lo cambió fue el terremoto de 2010 y la zona de inundación por marea se amplió, las acciones de restauración son para permitir que haya un mayor intercambio de agua”, dijo Santiago.

Esto lo logran de diversas formas, a través del agua del Río Hardy alimentado por las Arenitas, el agua de retorno agrícola, y de diferentes canales como el dren Ayala por donde llega agua de riego. El río ha sido reforestado con bosques de álamos y sauces, se han vuelto refugio de especies que ya no tenían dónde resguardarse en su ruta migratoria.

“Los sitios estaban impactados por una especie no nativa que es el pino salado, el cual no permite el desarrollo de otras especies a su alrededor porque tira sal”, declaró, por ello han tenido que hacer un gran esfuerzo para erradicar la especie invasora.

A los bosques creados por Sonoran, han vuelto castores, gato montés, faisán, palomas, entre otros animales, además es un sitio que la comunidad puede visitar para estar en contacto con la naturaleza.

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LAS ARENITAS

La mitad del agua que se va al alcantarillado de Mexicali viaja hasta Las Arenitas, una planta tratadora al Sur de la ciudad. Luego del proceso de limpieza, se vierte en un humedal artificial que pule su calidad para que siga su camino a través del Río Hardy y se reconecte con el Colorado.

Las Arenitas tienen doce años trabajando para filtrar el agua que llega desde la ciudad, declaró Santiago, y el humedal artificial fue impulsado por Sonoran Institute, para alimentar con más agua el Delta del Río Colorado.

Se promovió que el agua tratada se puliera con un humedal artificial, la vegetación de este sitio se volvió un refugio para las aves y en consecuencia del gato montés y los coyotes. En 2009 se creó el diseñó del humedal artificial y se recibió apoyo de la Comisión de Cooperación Ecológica (Cosef), para realizar monitoreo de la calidad del agua, relató Santiago.

En 2007 se firmó el convenio entre la Cespm, Conagua, la Asociación Ecológica de Usuarios del Agua del Río Colorado y Pronatura Noroeste, donde acuerdan que el 30% del agua tratada se asignará para el uso ambiental en el Río Hardy.

“Al inicio había diez especies de aves, en los últimos conteos, se registraron más de 140 especies diferentes a lo largo del año, algunas ya son residentes como algunos patos, muchas migratorias ahí descansan y se alimentan”, describió.

La mayoría del agua que llega es de la zona Este en Mexicali, son 21 kilómetros lo que viaja hacia la planta de tratamiento en el Cerro Prieto, y de ahí va al humedal artificial de alrededor de 100 hectáreas.

El monitoreo de calidad de agua se realizó desde donde está el Campo Mosqueda hacia abajo, hay varios factores que influyen en su calidad, porque hay una mezcla del liquido de proveniente de Las Arenitas y la de retorno agrícola.

El flujo antes dependía de los riegos de la zona agrícola, en diciembre la cantidad de agua era mayor, y en verano había zonas del Río Hardy que apenas estaba húmedo por la falta de agua, declaró.

La vegetación del humedal absorbe los nutrientes y contaminantes, principalmente el tule, ya que estas sustancias se quedan en la estructura de la planta, que también brinda protección a la fauna que habita en zonas lacustres.

El humedal artificial generó que el agua tuviera tanta calidad, que cumplía con la norma para el contacto directo con el ser humano, basado en eso, se sabe que sí es posible a través de esta tecnología verde tratar el agua.

Las mediciones dejaron de hacerse en los últimos cinco años por falta de recurso, pero es factible que se vuelva a dar, mencionó Santiago.

En un año el 30% del tiempo se cumplía con la calidad para tener contacto con el agua, el resto era para contacto indirecto, los factores varían, según la concentración de nutrientes desde Mexicali en el agua, las condiciones ambientales y las de la planta.

Así como la evaporación, si la planta está en crecimiento absorbe más nutrientes y en el agua dependen de la materia orgánica, el hecho de tirar en el drenaje comida, aceite, u otras sustancias que son difíciles de absorber.

En el Río Hardy se iniciaron las actividades de reforestación con especies nativas, con mezquite primordialmente, en el campo Mosqueda, hay un bosque de mezquites de 20 años y otros campos a lo largo del Río.

“Muchos conocieron el río cuando tenía más agua, nos platican que incluso veían como llegaban las tortugas y delfines a unas partes altas muy al norte del Río Hardy, eso probablemente nunca lo vamos a volver a ver”, concluyó Santiago.

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