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El Imparcial / Mexicali / Coronavirus en Baja California

“Mi gran temor es que un día podría contagiar a mi familia”

El joven enfermero comentó que después de una larga jornada de trabajo, le causa decepción ver que la gente sigue estando en la calle sin respetar la sana distancia.

“A veces solo pienso que un día podría contagiar a mi familia y ese es mi gran temor, saber que puedo ser el responsable, pues este tiempo en el hospital ha sido difícil para todos nosotros y tenemos que responder como se debe”.

Así es como lo dijo Alberto Partida de 28 de edad, sobreviviente del Covid-19, quien con fuerza, valentía y mucho corazón trabaja como auxiliar de enfermero en la clínica 30 del IMSS, la cual actualmente es considerada como hospital Covid en la ciudad.

El joven Partida, quien aún no termina sus estudios universitarios, expresó que vivir en el frente de la batalla contra el virus del Covid-19, es algo que jamás se imaginó presenciar, pero que de alguna forma se sentía preparado.

“En ningún momento te imaginas saber que un virus se está acercando cada vez más, hasta el punto en el que llega a tu ciudad, y que sabes que donde trabajas, será el hospital con más demanda”.

“Por lo que al saberlo, me fui haciendo a la idea de que tenía que estar listo, que tenía que poder prepararme anímicamente y emocionalmente, porque esto me iba a pegar, somos seres humanos y los sentimientos iban a estar presentes”.

“Ya que en cuanto llegara el primer paciente, como enfermero debo estar listo para responder como se debe, y ayudar a los pacientes a sanar, pues ese es mi trabajo”, mencionó.


DÍA A DÍA

Alberto quien indicó es padre de familia de dos pequeños, explicó que su día a día se convierte en una moneda al aire, pues aunque se va con la bendición de su familia, sabe que el regreso puede ser incierto.

Expresó que en ocasiones, el sentir miedo antes de irse a su casa era latente, pues sabía que regresar de un día pesado de trabajo, y a pesar de descontaminarse antes de entrar a su casa, no quería exponer a sus hijos.

“Salir de la casa es un ritual porque llevo de todo en el carro, desde spray desinfectante hasta gel antibacterial, pues al hospital tengo que llegar muy protegido”.

“Mi hija me llega a decir, papito no te vayas, quédate hoy en casa, y pues en esos momentos uno llega a quebrarse, porque te lo está pidiendo tu hija, pero tu deber está en el hospital”.

“Así que cuando llego a casa, después de pasar por el proceso de desinfección, amo ver a mi familia, pues aunque fue un día difícil, se que es un día menos contra la batalla de este virus que ha cobrado muchas vidas”, expresó.

TRABAJO EN EQUIPO

En cuanto a la estancia dentro del hospital, el joven enfermero señaló que procura mantenerse centrado y relajado con sus compañeros, pues el ritmo suele ser pesado, y más cuando llevan horas con los trajes de protección.

“Puedo decir que el apoyo con los compañeros es incondicional, estamos apoyándonos todo el tiempo porque todos ahí estamos viviendo lo mismo, y suele ser difícil cuando la carga de trabajo aumenta por la cantidad de pacientes que van llegando”.

“Lo cual a veces es como si te apretaran el corazón, pues estando dentro del hospital, nosotros nos volvemos el vínculo con el paciente intentando darle ánimos, por lo que tener una área de trabajo donde nos podemos apoyar, es algo necesario”, explicó.



MOMENTOS DIFÍCILES

Alberto, quien ahora platicaba sobre los momentos difíciles dentro del hospital, señaló que le tocó vivir uno de los más fuertes, pues nunca se imaginó que le tocaría atender a un viejo amigo de la adolescencia.

Indicó que verlo en la cama, luchando por su vida, fue de las experiencias más dolorosas dentro del hospital, por lo cual estuvo dándole el mejor de los ánimos hasta el último momento de sus días.

“Cuando ya es gente cercana a tu circulo, todo cambia, no te lo esperas, por lo que cuando lo vi, siempre procuré darme mis vueltas para saber que estaba bien, pues en mi época de preparatoria fue alguien muy importante”.

“Así que cuando lo tuve de paciente, todos los días salía triste cuando lo miraba, pues me sentía impotente al saber que yo no puedo hacer nada más, por lo que siempre procuré que tuviera el trato más digno posible”, mencionó.

DECEPCIÓN EN LAS CALLES

El joven Partida, quien al contar el lamentable deceso de un amigo, se le salieron las lágrimas, también narró la impotencia que le causa que después de salir de una larga jornada de trabajo, siga viendo en las calles a la gente sin cubrebocas y sin guardar sana distancia.

“De verdad que es decepcionante que uno está intentando que los pacientes puedan sanar, para que cuando salgas del hospital veas a más personas las cuales no siguen los protocolos sanitarios, es para mí una falta de respeto para nuestro trabajo”.

“Puedo entender que la gente pueda estar desesperada, pero las fiestas, las reuniones, pueden esperar, estamos en una situación critica, donde tener salud es lo más importante, ya que sin ella no puedes hacer nada”.

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