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El Imparcial / Mexicali / San Felipe

Con venta de animales de granja, ayuda a su hijo a seguir estudiando

El caso del joven sanfelipense, que estudia gastronomía en Sonora, impactó a varias personas, quienes le brindaron apoyo

Fue difícil por los recursos, y difícil separarnos, por estar siempre unidos, convivíamos mucho, es difícil, pero yo creo que todo sueño de una mamá es que su hijo logré sus sueños”, expresó con voz entrecortada la mamá de Miguel Ángel, el joven sanfelipense que vende sus animales de granja para costear su carrera de gastronomía en Sonora.

Reyna Jiménez Pérez, residente de San Felipe, es cómplice de su hijo para lograr su sueño de convertirse en un chef repostero, y para ello le ayuda con la venta de animales de granja y plantas para costear los gastos en sus estudios, en Navojoa.

El Imparcial: imagen de artículo

Miguel Ángel es su hijo más chico, con 22 años y Trastorno de Déficit de Atención. Desde pequeño quiso estudiar veterinaria, cuando rescataba animales en las calles y los cuidaba, luego se hizo de unas gallinas y se reprodujeron, hasta que comenzaron a dar huevos.

Después de la preparatoria, comenzó a preparar “quequitos” o “cupcakes” para empezar sus ahorros y pagar la universidad, y fue en la cocina donde descubrió su nueva pasión y habilidad, pues recibió buenos comentarios.

Una universidad en Sonora le ofreció una beca parcial y luego de recaudar los fondos con la venta de postres, salió de casa y comenzó a estudiar gastronomía en Navojoa.

“Él empezó a descubrir que tenía talento para vender; al principio le daba miedo, por las matemáticas, que no se le daban bien, pero le dije: tienes que aprender y superarte, hay que echarle ganas”, recuerda su mamá.

“Él se motivó mucho y empezó a trabajar en la cocina y se decidió a estudiar eso; ya había empezado con lo de las gallinas desde la prepa y quiso seguir con ese proyecto, de las gallinas y vender huevo, y poco a poco ha ido sacando el dinero para seguir estudiando y comprando lo que ocupa”, agrega.

En un futuro, su plan es iniciar un negocio de postres saludables, con apoyo de un hermano suyo que es nutriólogo, pero también quiere conseguir un terreno para tener una granja, donde pueda tener a sus gallos, gallinas y patos, para reproducirlos y vender huevos.

“Al último no nos alcanzaba el dinero para que se fuera, a veces cubríamos parte de la colegiatura pero para todo lo demás no, seguimos vendiendo animales para conseguir el dinero, y así empezó a publicar los animales y empezamos a vender”, dice doña Reyna.

“Teníamos que vender más rápido todo, algunos le compraron y otros no, pero lo apoyaron con dinero, nosotros vendiendo las plantas, de todo un poco”.

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Miguel Ángel le habla o le manda mensajes todos los días, en la primera oportunidad. Su mamá lo extraña y el sentimiento es mutuo, pues ya lleva un año fuera de casa y espera con ansías las vacaciones de invierno para volver a San Felipe.

Estamos tristes pero felices, porque, aunque lo extrañemos, va a lograr algo bueno para él, desarrollándose como ser humano, sus planes metas y todo”, asegura su mamá.

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Luego de que su historia de la venta de animales de granja para costear sus estudios se volvió viral, para la familia fue una bendición. “No esperaba a tantas personas de noble corazón, hay gente buena que te da lo que necesitas, yo estoy agradecida y sorprendida, de ver que él le echaba ganas y que la gente contestó a su necesidad”, señala.

“Fue algo muy bonito que no tengo palabras de cómo agradecer a Dios, y estamos felices porque está cumpliendo su sueño, nos queda pedirle a Dios que le de sabiduría para que cumpla su meta”. 

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