Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas /

Transoceánico

Confieso que con mis envíos con relativa frecuencia no le ha ido muy bien al precedente Andrés Manuel López Obrador.

Confieso que con mis envíos con relativa frecuencia no le ha ido muy bien al precedente Andrés Manuel López Obrador.

El viernes 26 de abril, al filo del mediodía, escuché al mandatario un enorme discurso en torno a todos o parte de los proyectos, ya en la agenda de su administración, referentes a varios asuntos a desarrollar en todo el sureste mexicano, la zona del Istmo de Tehuantepec sobre todo.

El ferrovía que unirá el puerto de Salina Cruz Oaxaca, con el de Coatzacoalcos, Veracruz, será sin duda la obra más importante.

Dos o tres temas relevantes: la vía del ferrocarril que unirá el Pacífico con el Atlántico. Lo que a mí por desconocimiento sobre todo me parecía un enorme gasto inútil, en aquella zona tan pobre y subdesarrollada del País, Obrador me abrió los ojos.

Su perspectiva de convertir esta vía en una gran obra de desarrollo para el intercambio comercial entre los países industrializados de Asia; China y Japón, sobre todo, y los países del Atlántico empezando por Estados Unidos y Europa, y desde luego los puertos mexicanos del citado Atlántico con los del Pacifico.

Será una obra con modernidad y con capacidad para una alta eficiencia en el transporte de contenedores, que son de hecho, estos contenedores la clave por su importancia para el intercambio comercial, en ambos sentidos.

En parte esta obra podrá ser el sustituto en buena medida del intercambio comercial que se mueve por el canal de Panamá.

Lo visionario del proyecto rebasa con creses el enfoque regional. No es una vía de ferrocarril para el desarrollo regional y dar empleo a la gente, no señor. Obrador planteó con mucha precisión, los alcances de esta ferroviaria.

Otro plan de desarrollo que AMLO explicó a plenitud es la plantación de cientos de miles de árboles. Desde el siglo XIX, y parte del siglo XX,- afirma Obrador-, el sureste fue una zona maderera, que incluso, se exportaban maderas finas a Europa, lo dijo en su discurso en Minatitlán. Hizo énfasis que su gobierno se propone rescatar esta zona maderera productora de maderas finas.

Miles de campesinos de la región realizarán esta plantación, se les pagará su salario, habrá trabajo, ocuparemos a la gente, habrá desarrollo. Cientos de miles de árboles frutales, de maderas finas y naturalmente una extensa plantación del caucho, fuente de riqueza en otro tiempo por la misma importancia en el desarrollo mundial del automovilismo, de este árbol.

Dos aspectos importantes habríamos de agregar al plan de desarrollo del Sur, Sureste mexicano. El primero: el enorme entusiasmo que imprime el presidente Andrés Manuel López Obrador al proyecto de crecimiento de esta región. Dos: he aquí una tentativa de crítica de comentarista "fifí".

Por las mañanas en su discurso el presidente Obrador hace garras a los gobiernos neoliberales del pasado; los agrede permanentemente. Se ve muy mal Obrador haciendo eso. Resulta hasta lamentables esta persistencia.

El proyecto de desarrollo del tren del Istmo y todo su alcance planteado incluso con entusiasmo por AMLO, no es otra cosa que un amplio reconocimiento al desarrollo neoliberal de los gobiernos que le precedieron.

En términos generales este País, y todos los países en pleno desarrollo, no pueden prescindir del liberalismo económico, de lo contrario serian otra Cuba u otra Venezuela que por ideología se cierran a este impulso económico.

El más grande crecimiento de los pueblos de la antigüedad vino con la apertura de sus fronteras al comercio y las vías de la comunicación.

Esto es ni más ni menos el tren Maya: apertura de fronteras y que bueno que así sea. Este comentador, lo digo ahora y lo diré siempre, ha tenido muy en claro la importancia del liberalismo económico y muy claro a la vez la cerrazón ideológica de algunas naciones; no repito nombres.

La persistencia del presidente Obrador en criticar al neoliberalismo parece más bien un revanchismo que más que justificable, táctico, mental en la cabeza de nuestro presidente.

Otra cosa muy distinta es la corrupción, son dos cosas distintas. Es posible que lo criticable del neoliberalismo mexicano, empezando con Salinas de Gortari, sea la corrupción en que cayeron los gobiernos neoliberales.

Por lo general es un factor a muchas naciones d este sistema político. Mas el liberalismo tal cual lo ejerce en la actualidad el mismo Obrador, así de simple. No se diga más.

* El autor es artista plástico.