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Tiempo de canallas

Rosa trabajaba en un restaurante de mariscos de la calle Novena. Algunas ocasiones como las del 28 de mayo, se llevaba a su hija de nueve años de edad con ella y posteriormente, por la noche, ambas regresaban tomadas de la mano.

Rosa Isela

Leah

Adriana o Paquita

Son nombres que tienen una biografía de esfuerzo detrás de ellas, que en un maldito minuto les fue arrebatada.

Rosa trabajaba en un restaurante de mariscos de la calle Novena. Algunas ocasiones como las del 28 de mayo, se llevaba a su hija de nueve años de edad con ella y posteriormente, por la noche, ambas regresaban tomadas de la mano.

Leah gustaba de dibujar y según comentó su abuela María, la pequeña quería ser pintora.

Adriana vendía tacos de canasta afuera de una tienda de conveniencia en el fraccionamiento Villas del Sol. Su hija Fabiola dijo que tenía más de 20 años haciéndolo, en diferentes puntos.

La hermana de la víctima dijo que últimamente trabajaba más, ya que estaba reuniendo dinero para la quinceañera de su nieta.

Dos caminos diferentes, tres edades distintas, dos circunstancias opuestas, pero un denominador común: las tres mujeres fueron asesinadas.

Diariamente se escuchan las voces roncas de tanto gritar...familiares, amigos, vecinos, ciudadanos en general, aclaman, piden o exigen justicia.

Sorda, ciega o muda, es como una tortuga que camina lenta y a veces sin rumbo.

Muertas por atropellamiento, en un choque, en un asalto violento, sin ton ni son.

A las tres les arrebataron la vida unos torpes sujetos que tocaron el límite de lo permitido.

Eran unos cuantos pesos y quizá unos tacos, pero Raúl “N” no tuvo piedad y acuchilló a la señora Adriana porque no le dio el dinero que le pedía.

Adriana, quien tenía más de 20 años realizando su actividad comercial en diferentes puntos y últimamente afuera del Oxxo del fraccionamiento Villas del Sol sucumbió ante la furia del sujeto que tenía más de tres días rondando el lugar.

Ahí quedaron su hielera, sus lentes y dinero a la espera de la justicia exigida por familiares, vecinos y clientes que degustaron sus tacos de canasta, hasta que llegaron las manos criminales del sujeto, quien tenía todo un rosario de detenciones e internaciones en la cárcel.

Adriana, la de los tacos “Paquita”, sólo quería vivir, realizarle la quinceañera a su nieta. Llegó al Oxxo, como todas las mañanas, pero nunca imaginó que sería su último día.

Cuántos “Raúles” han pasado o pasarán por nuestra vida.A cuántos tendremos que soportar.

Justo esta historia se teje con la de Rosa Isela y Leah, quienes también fallecieron por la inconsciencia de un sujeto de nombre Daniel Miguel N, quien decidió que beber hasta embrutecerse y manejar un auto, era correcto.

Pero no, la realidad le demostró que manejar en estado de ebriedad trajo fatales consecuencias para una madre y su hija, quienes fallecieron víctimas de esta ocurrencia.

Rosa trabajaba duro en el restaurante El Sonorense, para sacar adelante a su familia, pero de nada le sirvió, porque un inconsciente la atropelló junto a su hija, de diez años de edad.

Solo se espera que este y otros tantos homicidios en contra de personas inocentes, que solo intentan vivir mejor, no pasen desapercibidos y no se queden en el anonimato o en simples estadísticas.

Vivimos tiempos de canallas e irresponsables. No cabe duda

La verdad sea dicha.

* La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali.

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