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Salir y entrar… igual o peor

Envueltos en el desprestigio colectivo y la deshonra personal; las y los componentes de la XX11 legislatura bajacaliforniana concluyeron los tres años que duraron  desplumando a los contribuyentes.

Envueltos en el desprestigio colectivo y la deshonra personal; las y los componentes de la XX11 legislatura bajacaliforniana concluyeron los tres años que duraron desplumando a los contribuyentes. Omisos, sumisos y nocivos en sus acciones y reacciones los elegidos para crear y reformar leyes acordes al interés de la ciudadanía empezaron aturdidos, ejercieron mal y terminaron peor pues aunado a lo irrelevante de los aportes legislativos aprobados muchos otros quedaron congelados por falta de tiempo, no discutirse, ni dictaminarse hasta cerrar con broche de valemadrismo al protagonizar el bochornoso espectáculo mediante el cual postrados, sin arrugarse respaldaron la tristemente célebre “ley Bonilla” en afrenta de votantes, instancias electorales, reglamentos establecidos, democracia participativa y de cero respeto hacia cualquier conocimiento de sentido común.

Con un fulminante “adiós diputados mercenarios”; Ignacio Calderón Mena despidió (Frontera, 31-07-19) a los congresistas híbridos (conformados por todos los colores partidistas) que de acuerdo al autor de la columna Casillero antes citado, se fueron llevando consigo la sospecha generalizada de haber constituido un ámbito corrupto, arrogante e insolente a quienes el fondo y las formas les valió un comino ya que notable fue el fin (el soborno cobrado) sin importar los medios (alterar la ley) en aras de legitima las ambiciones del primor.

Resulta infantil pensar que las acciones-reacciones u ofensas-defensas generadas por los vilipendiados tribunos haya descarriado la institucionalidad y honor del Poder Legislativo (estatal o nacional) a la clase política, empresarial, medios de comunicación, etcétera pues debiera quedar claro que la escandalosa “Ley Bonilla” es poca cosa comparado a lejanos, cercanos o nuevas maniobras legaloides aprobadas por el dedo canalla de “representantes del pueblo” que siendo nocivas a los mexicanos son urdidas, justificadas y aplicadas bajo una estela de silencio porque la protesta e inconformidad popular es marginal o inexistente.

Resignación y reclamación arrinconadas por un presidencialismo absoluto, dominante, acostumbrado a subordinar al resto de instancias públicas, en particular, al legislativo y judicial por reposar sobre estos un Poder autoritario donde sus premisas son determinadas por la corrupción, la impunidad y desapego a lo normativo tope en lo que tope tal ha sido plasmado en las reformas, anexos o anulación de preceptos constitucionales que por interceptar utilidades políticas y económicas a privilegios minoritarios se les cobija con la “dispensa o relevo de pruebas”.

Retomando la “Ley Bonilla”, insistimos, los modos de orientar y realizar la maroma leguleya que extiende el plazo de 2 a 5 años para que los primores desgobiernen, desbordo’ el estridente ruido por la magnitud del ultraje instrumentado en contra de los electores; la inclinación corrupta del hecho; el desafío de los involucrados y, de manera culminante, a causa de las formas como fueron impuestas las candidaturas internas partidistas destacando, por su desaseo, las ofertadas por Morena y sus muletas (PRI, PAN, VERDE, PT, Moros y cristianos) a cual más de incondicionales a su Padrino que, por cierto, en reunión con dichos súbditos por increíble que parezca les pidió…¡dignificaran la figura del Poder Legislativo!

* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.