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Opacidad y Desgobierno

Faltar a la verdad es consustancial al desempeño de nuestros políticos, poco importa si se trata de un alcalde, gobernador o presidente; los ciudadanos nos hemos acostumbrado a ello, lo vemos tan natural que hemos terminado aceptando que no hablar con la verdad es una condición necesaria para hacer política. La opacidad es y ha sido el común denominador de nuestros políticos y de nuestras instituciones.

Somos lo que Hacemos

Faltar a la verdad es consustancial al desempeño de nuestros políticos, poco importa si se trata de un alcalde, gobernador o presidente; los ciudadanos nos hemos acostumbrado a ello, lo vemos tan natural que hemos terminado aceptando que no hablar con la verdad es una condición necesaria para hacer política. La opacidad es y ha sido el común denominador de nuestros políticos y de nuestras instituciones.

Durante el siglo XX el gobierno de nuestro país decidió qué nos informaba, cuándo lo hacía y en qué condiciones; no fue sino hasta el año 2002 en el gobierno de Vicente Fox que se logró la creación de lo que es el Instituto Nacional de Acceso a la Información, esto incluso en contra del deseo del entonces presidente y gracias al impulso de un decidido grupo de ciudadanos que dieron la batalla y encontraron las condiciones para su aprobación; repito, los políticos cuando son oposición, exigen a rajatabla la transparencia que olvidan desde el primer día que dejan de serlo. Es increíble que se necesite de una ley que obligue a nuestros gobernantes a informar lo que por su naturaleza le compete a los ciudadanos saber, México es de los pocos países en el mundo en que esto fue necesario para garantizar el acceso a la información pública.

Un gobierno que no informa controla a los medios de comunicación, no rinde cuentas, no transparenta ni sus procesos de gasto ni sus procesos de acopio de recursos, es por ende un gobierno que se convierte con el paso del tiempo en un depredador de las mejores prácticas que implican forzosamente gobiernos abiertos que rindan cuentas por sus acciones y que puedan ser evaluados por ello.

Si el poder radica en la desinformación y el engaño ¿Por qué permitirle a la sociedad que cuestione y exija?, si el gobernante en turno se convierte en el tlatoani que interpreta lo que el pueblo debe o no conocer, cosas muy graves sucederán muy pronto. Gobierno que le oculta a la sociedad lo que hace y cómo lo hace es contrario al desarrollo democrático y por ende al desarrollo individual de los que conformamos nuestra sociedad.

El argumento de López Obrador de que el INAI es un organismo neoliberal es de tan bajo nivel que solo puede ser comprendido entendiendo la estatura intelectual del presidente. Afirmar que la Secretaría de la Función Pública, dirigida por una incondicional, tal y como sucedió con Virgilio y Peña Nieto o los secretarios de Fox y Calderón es estúpido y por ende un insulto a la ciudadanía.

López Obrador ha hecho de la opacidad su común denominador, nunca antes en la historia 8 de cada 10 compras públicas del gobierno federal habían sido asignadas sin concurso previo. Defendamos a los órganos autónomos, si permitimos su desaparición perderemos el contrapeso que nos ha permitido conocer casos de corrupción que hoy conocemos debido al acceso de la información pública, tales como, la Estafa Maestra, la Casa Blanca, los 11 gobernadores encarcelados y Odebrecht, entre otros.

Cuando un gobernante decide por los demás, por el solo hecho de serlo, se convierte en un autócrata, así se trate de la información y transparencia o de una cooperación voluntaria para Cruz Roja en un trámite de placas y licencias.

*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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