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Marina, sus claroscuros

La madre de todas las batallas. La elección más grande de toda la historia. La más reñida, la más competida.

La madre de todas las batallas. La elección más grande de toda la historia. La más reñida, la más competida. En fin, mucho se ha comentado respecto a la contienda electoral que estamos viviendo y que el próximo 6 de junio habrá de tener su desenlace.

Un final que no es más que el inicio de un sexenio que se espera y urge sea menos atropellado de lo que fue este mini gobierno de dos años. Con un gobernador, Jaime Bonilla que desaprovechó el lugar histórico que le estaba reservado, ya que terminó con 30 años de panismo.

De nueva cuenta hicimos un ejercicio de comunicación múltiple, en donde personas dedicadas al mundo de la política, desde la estructuración de discursos, imagen y comunicación nos dieron su opinión de los positivos y negativos de los aspirantes a la gubernatura.

En este panorama aparece la candidata de quien escribiremos en esta ocasión: Marina del Pilar Ávila Olmeda.

Parte de las claves positivas tienen que ver con la marca Morena y el posicionamiento del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Tan es así que ambos factores son mencionados constantemente por la candidata a la gubernatura de Baja California, por el partido guinda.

Respalda su narrativa política con la imagen de un presidente bien evaluado. Ávila Olmeda es un personaje que le saca mucho jugo a la condición emocional de la gente; tiene un manejo adecuado de las redes sociales, que le permiten contactarse con el electorado constantemente. Aunque en ocasiones es excesiva e incluso intrascendente.

Tiene un partido y estructura fuerte que le permite tener presencia en diversos estratos sociales, en todo el estado. Estar presente en las encuestas como puntera, le permite contar con el apoyo de organismos intermedios y por supuesto empresariales.

Además, tiene experiencia reciente de gobierno, y aunque no concluyó, eso le permite una visión cercana en cuanto a los proyectos y programas, a los que se compromete. Entre los aspectos negativos que ensombrecen a la candidata morenista está el desgaste de los gobiernos de Morena en Baja California, lo cual ha generado una serie de críticas, señalamientos.

Distanciamiento con empresarios, burócratas, maestros, agentes policíacos, médicos, organismos intermedios, quienes se sienten excluidos de las políticas públicas. A la abanderada de Morena la han perseguido los pleitos públicos entre los personajes de la 4T, que exhiben los desencuentros que hay entre los militantes del partido guinda, que puede generar distanciamiento con la ciudadanía.

En el primer debate realizado por el IEE, entre los candidatos a la gubernatura, quedó claro que uno de los principales negativos de la candidata es el gobernador, Jaime Bonilla Valdez. Carga con los desaciertos del aún mandatario estatal.

Sus errores han terminado por eclipsar parte de la campaña de la candidata. Hay un abuso de la marca AMLO, lo que empieza a generarle críticas, por la excesiva utilización de sus programas. La recurrencia al mensaje de la 4T y de López Obrador la hacen ver como una joven política, funcionaria, que no teje ideas propias, que no tiene programas propios para defenderlos.

Se entiende que trata de fortalecer su voto duro, el que se identifica con Morena y el presidente del país, pero en la primera parte de la campaña, ya se ve como muy recargada esta tendencia.

Los dardos que le han enviado con mayor recurrencia tienen que ver con la no conclusión de los dos cargos anteriores, como diputada federal y presidenta municipal de Mexicali. La campaña está a punto de llegar a su primer mes. La moneda sigue en el aire. La verdad sea dicha.

* La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali.

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