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La máscara Morena del Priato

De acuerdo a los votos alcanzados en días previos, los bajacalifornianos seguimos conservando el campeonato nacional por la desbordante abstención registrada el pasado 2 de junio.

De acuerdo a los votos alcanzados en días previos, los bajacalifornianos seguimos conservando el campeonato nacional por la desbordante abstención registrada el pasado 2 de junio. El título que durante décadas hemos conservado no debería sorprender, sin embargo, como pocas veces es objeto de diversos juicios tratando de indagar el cómo, quien y porque’ dicho fenómeno regresa por sus pistolas, a pesar, del desembolso de nuestro dinero para promover el sufragio, lengua y saliva derrochada por el órgano electoral y los candidatos deseosos de “servir al pueblo”.

Y para no desmerecer; de nueva cuenta concurrimos a hurgar en la causa-efecto NO PARTICIPATIVO de los empeñados en deslegitimar un proceso que los ha postrado, salvo raras circunstancias, en la marginación política entendida como el indeclinable derecho, libertad y facultad de intervención, agrupación, competitividad o compromiso en el destino comicial cuyos fines entre muchos es retroalimentar la democracia participativa y representativa que hasta hoy, excepto mejor prueba, una y otra figura ha ido del cinismo a la farsa hasta rematar en el timo.

Sin duda la búsqueda en aras de hallar fuentes creíbles y capaces de precisar los motivos que apartan a la ciudadanía de la dinámica electoral presentara’, y está presentando, motivos dispares que van desde culpar al elector de apático, desalentado, perezoso o irresponsable hasta acusar a la falta de educación, severa despolitización debilidad cívica o simple masa desobediente que de esa forma responde a la corrupción y hartazgo provocado por la partidocracia, prensa chayotera, candidatos de pacotilla, instrumentos electorales inmorales y procesos malversadores de recursos ajenos que agregados sencillamente espantan, desechan el deseo de asistir, respaldar, opinar y votar.

Sería absurdo poner en duda cualquiera de las razones antes esgrimidas que conducen, por ejemplo, a no sufragar cuando la realidad concreta cumplió, en Baja California, cerca de medio siglo consagrado a imponer y sostener los intereses depredadores de la melliza y trasnacional oligarquía local-estadounidense, la cual mantiene el control económico y social en esta franja fronteriza de siempre personificada por nacidos, nacionalizados o residentes en USA y que gobiernan aquí “donde empieza la patria” (y que) responden al interés de la imponente industria maquiladora, comercial, turística, financiera, agropecuaria y narcotraficante ensamblados al absolutista poder público de suyo gobernados por empresarios metidos a políticos.

Lo anterior ha definido, precisamente, qué en esta frontera la clase política profesional o de oficio desde tiempos remotos fuera suplantada por una rapaz nomenclatura de gerentes encargados de regir a los bajacalifornianos cual si fuera una empresa privada, una veta mercantil cobijada por la corrupción, el saqueo y la impunidad en forzada dieta para incontables muchedumbre y festín para ciertas camarillas.

Entonces ¿De dónde broto’ la “copiosa votación” a salud del gerente Mr. Bonilla? Ni más ni menos que de la nada gratuita voluntad de los mafiosos liderazgos sindicales, ejidales, religiosos y patronales los que por medio de calcada receta priista forzaron a sus “entusiastas” huestes a depositar en las urnas lo que pronto cosecharan: más agravios, mayor deshonra…









* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.