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La ética del poder

La capacidad económica, la presencia mundial y el prestigio en el mercado del turismo nacional y extranjero.

Por el derecho a la libertad de expresión

La capacidad económica, la presencia mundial y el prestigio en el mercado del turismo nacional y extranjero, fueron antepuestos a la obligación de respetar las leyes, seguir los procedimientos formales y reforzar la dignidad de una familia, en Xcaret, en el parque de diversiones Xenses, en Quintana Roo. La denuncia del cruel e inhumano trato que le dieron a Doctor Miguel Luna Calvo, cuando su hijo Leonardo, de 13 años, pierde la vida al ser succionado por el sistema hidráulico de las instalaciones acuáticas del citado parque, es vergonzosa y denigrante. No solo ofende a quienes sufrieron esta tragedia y la pérdida de un miembro de su familia, sino a toda la sociedad. Poco habrá que esperar de ellos cuando suceda otro accidente, pues su respuesta será autoprotegerse. No hay duda de que todo fue un accidente, pero fue posible que sucediera por la negligencia de los trabajadores de las instalaciones citadas. Anteponer los intereses de la empresa contra el daño por la divulgación y posterior denuncia penal, ha causado una enorme indignacion que les acarreará consecuencias inmediatamente.

El terrible accidente fue presenciado por el padre, quien con la experiencia que tiene como cardiólogo, hizo todo lo posible por salvar a su hijo. Con la práctica profesional que tiene, hizo las observaciones de los procedimientos que deben seguirse en estos casos y, al no ser observadas por los paramédicos, su hijo finalmente muere. Posteriormente, intentó hacer las diligencias propias de una defunción con características delictuosas, acudiendo a la fiscalía local para presentar una denuncia de investigación penal, sin éxito alguno. Doblando la cerviz, como es la costumbre de los funcionarios del poder judicial cuando del privilegio económico se trata, el apoyo irrestricto fue hacia la empresa, contra los derechos legales del señor Luna. Por eso mismo, se le condicionó la entrega del cuerpo de su hijo, a la cual uno siempre tiene el derecho inalienable, a cambio de la firma del perdón a la empresa.

Sucesos de este talante son comunes y corrientes en México. La fuerza del poder económico está por encima de cualquier ciudadano. Las leyes, todas, son tan elásticas como es la cantidad de dinero que tienen los involucrados. Si una decisión judicial afectará al poderoso, el juez lo protegerá hasta la ignominia. Nadie, en su sano juicio, cree que gocemos de un sistema judicial efectivo. Vemos diariamente cómo la Dama de la Justicia tuerta, que sufrimos ve solamente hacia quienes ofrecen dividendos en efectivo. Por eso es por lo que, de la manera que podamos, debemos unirnos a la actitud valiente y ciudadana del Doctor Miguel Luna Calvo, de denunciar pública y formalmente al poderoso Parque Xenses, para que respondan por graves violaciones contra sus derechos humanos y ciudadanos. Al mismo tiempo, debemos obligarnos a adoptar la misma conducta valiente, procediendo de la misma forma, cuando seamos agredidos en nuestras personas y posesiones. Tenemos que comenzar a anteponer nuestros derechos constitucionales contra las actitudes supremacistas del poder económico, que tiene viciada la vida en todo el país. El accidente que provocó, por negligencia, la muerte de Leonardo, no debe quedar impune. Exijamos que este suceso fatal sea investigado hasta las últimas consecuencias y se castigue a quien resulte responsabe. Vale.

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