Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

Intelectuales ulcerados

Aun cuando en otros títulos Antonio Gramscy aborda cuestiones de filosofía, pedagogía, literatura, etcétera; será en “Los intelectuales y la organización de la cultura” donde sitúa a determinados individuos para con holgura combinen las palabras, acentos y pensar en la armonía con el lenguaje.

Aun cuando en otros títulos Antonio Gramscy aborda cuestiones de filosofía, pedagogía, literatura, etcétera; será en “Los intelectuales y la organización de la cultura” donde sitúa a determinados individuos para con holgura combinen las palabras, acentos y pensar en la armonía con el lenguaje. Precisamente a dichos sujetos el talentoso italiano los llamó “intelectuales orgánicos” por constituir, desde el punto de vista funcional y estructural, una concordancia o tipo de afinidad capaz de regir un organismo social, que visto a través del cristal de los poseedores del poder, imponen la máxima eficacia, atracción y duración de su visión doctrinaria e ideología enajenante.

En términos simplificados el intelectual orgánico queda mejor expuesto bajo una pareja de usos y costumbres donde, por un lado, amasan un espigado nivel cultural, y por otro, enraizados en la cualidad anterior colocan dicha capacidad a la orden de los potentados a los que sirven con ideas y acciones que proyectan, a la par de horizontes catastróficos o venturosos, un aliento estimulante, perjudicial o inoportuno para los remitentes del comunicado a quienes los mensajeros-intelectuales escribirán las argucias, tretas y guiones defensivos que de acuerdo a la querella corresponde el ancho y profundo de la dentellada.

En nuestro país, a semejanza de cualquier otro modo de creatividad, comparecen personajes cuya lucidez al trascender el conocimiento de sentido común permite suministrar al régimen, a la sociedad política e indistintos grupos de interés ideas que dependiendo del momento y circunstancias económicas, políticas y sociales inducidas por el lucro son azuzadas lo mismo de parte de la burocracia gobernante que de sus impugnadores los que a trasmano, por medios aparentes, de manera subrepticia emplean para sí a quienes pagan para que peguen a cualquier molesto impugnador.

Naturalmente las mejores y empalagosas rimas que los pensadores enchufados escriben o recitan cada ocasión se trate de glorificar a los poderosos, y no a los frágiles, no siempre resultan burdas ni tóxicas cuando, más por narcisistas que por convicción, suelen maquillar su lúcida gracia en asuntos de poca relevancia debatiendo, objetando o incluso censurando a los mismos encargados de maicearlos por medio de becas, reconocimientos, cheques o contratos para investigar la “inmortalidad del cangrejo”: Salvador Díaz Mirón, el poeta, se ubicó próximo al traidor y asesino Victoriano Huerta para vociferar al paso del alcoholizado y fétido dictador… “- ¡saludo la placentera fragancia dejada a su paso, excelentísimo señor presidente”!

Pasajes del calibre anterior, del pasado al presente, abundan y abruman en México pues los pensadores orgánicos continúan siendo, al igual que los amantes del chayote, guiados y operados por la mafia del poder en una carrera que, dado el desplazamiento Prianista del gobierno, la susodicha mafia mueve los tentáculos habidos y por haber planeando, difundiendo y operando campañas sucias contra el lopezobradorismo donde la indignidad de los krausez y aguilares Camín. Por ejemplo, terminó orquestando, embriagando, reclutando a nuevos paladines que sin reivindicarse cual vergonzantes derechistas actúan igual o peor…

*- El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

En esta nota