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Ganó el abstencionismo

La elección del día 2 de junio no debe alegrarnos, creo que todos estamos insatisfechos, especialmente porque pensábamos que iba a ser una elección copiosa.

La elección del día 2 de junio no debe alegrarnos, creo que todos estamos insatisfechos, especialmente porque pensábamos que iba a ser una elección copiosa, participativa considerando que contamos con un presidente legítimo y al afirmar que la democracia ahora si es real, el “fantasma” del abstencionismo habría sido erradicado de los electores de nuestro estado. Con gran sorpresa recorrimos la ciudad y nos percatamos de que muchas casillas estaban vacías. No fue una fiesta democrática, más bien debería darnos pena y movernos a la reflexión, ya que lo que ocurre es responsabilidad de todos, mayormente, de los partidos políticos, de los políticos, de los mismos electores y de las autoridades electorales. Los partidos políticos han sido incapaces de construir un discurso cercano a la gente, primordialmente hacia los que menos tienen.

Todos pensábamos que se iba a repetir el fenómeno de AMLO del año 2018, que la ola Lopezobradorista se repetiría en nuestro estado, pero a raíz de las críticas a su gobierno y a las de su candidato, Morena viene de picada, o se encuentra en la fase del ciclo más bajo, al igual que en el mar, las olas suben y bajan. Para confirmar lo antes dicho, en el 2018 Bonilla como candidato a senador obtuvo 824,241 votos, cifra récord histórica, y ahora en el 2019 como candidato a gobernador alcanzó 382,308, es decir, en unos cuantos meses perdió 441,933 votos. La tesis que siempre se ha manejado que en el 2018 en todo el país ganó López Obrador y no sus candidatos, ya que fueron arrastrados por la ola que traía AMLO. Las apariencias engañan, aun cuando se dice que Bonilla ganó con el 50% de los votos, la realidad es que en pocos meses perdió casi medio millón de votos. Pero, además, obtuvo menos votos que Osuna Millán en el 2013 y menos que Kiko Vega y con un listado nominal con menos electores.

La discusión que se ha generado es que Bonilla gobernará con solo el 10% de los electores, el debate actual es qué va a hacer un gobierno legal, pero no legítimo, carente del respaldo popular. Pueden existir muchas razones por las cuales las personas no salen a votar, sin embargo, allí está el fenómeno del abstencionismo.

La crisis está en todos los partidos políticos, ¿será que el sistema de partidos esté agotado? ¿O faltó conectar el discurso político con las necesidades de la sociedad? ¿O será necesario repesar la política como un instrumento que dé viabilidad a las relaciones entre los seres humanos en condiciones de igualdad y no de subordinación? A pesar de las altas expectativas que generó el gobierno de AMLO, a la fecha no se han visto los cambios sustanciales que la gente confiaba se generarían. Quizás por eso Bonilla, aunque ganó la elección, vio que se le fueron de las manos aproximadamente medio millón de votos.

Los señalamientos de corrupción se han dado en todos los partidos políticos, abusos de poder y un nulo apoyo a políticas públicas para los que menos tienen han sido los ingredientes para que se dé el abstencionismo. El triunfo no es de nadie, todos perdimos, la oferta tan pobre que se presentó en los debates. La gente exige un gobierno con resultados tangibles para que el votante salga a cumplir con su obligación o será necesario, como dijo el politólogo Felipe Morales: “Deberían de sancionar a los que no votan para disminuir el abstencionismo. Porque esto se ha convertido en ley, en la medida que se incrementa el listado nominal los votos tienden a disminuir”.

*- El autor es economista egresado de la UABC.