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Felices “moches”

La llamada extorsión se relaciona con la rapiña, el de robar en especie o en efectivo a través de amenazas, engaños o lastimando a la víctima por tratarse de un operativo doloso e ilegal. 

La llamada extorsión se relaciona con la rapiña, el de robar en especie o en efectivo a través de amenazas, engaños o lastimando a la víctima por tratarse de un operativo doloso e ilegal determinado con artimañas emplazadas para estafar, por las buenas o malas, a quien tiene la desgracia de verse atrapado en el anzuelo chantajista de tales y cuales delincuentes que, en México, su mayor fertilidad yace en la corrosiva “mordida” cuya supremacía lo mismo abre que clausura o confunde de puertas en aras del mayor sablazo.

El morder, como cualquier dentellada, comprende una profundidad proporcional a la falta cometida o, en su defecto, al tamaño del trafique solicitado pues el diente encajado es variable, surtido y relativo de suerte que una infracción de tránsito nunca iguala a un permiso millonario y menos se empareja tamaña mordedura tratándose de amarrar descomunal y torcida concesión, dicho de otra manera, hay de blanda a dura quijada aunque en igualdad de circunstancias por lo común son secretas, se reparten adecuadamente y cumplen lo pactado

Sin embargo la búsqueda de opciones mejor redituables que la clásica “mordida” transitó, conceptual y materialmente hablando, a novedosas formas que bien maquinadas trastocaron el manoseado “año de Hidalgo”, dinero “triangulado”, recursos “desviados”, nómina “dispersada” y comisión “obligatoria”; los que por cierto fueron eclipsados de parte del ahora popularizado “moche”.

Una aplicación turbia y casi legitimada por personeros dependientes de la mismísima clase política, fomentada desde las altas y medianas esferas del poder, potenciada bajo el cinismo político e incitada por la plata constante y sonante generalmente pagada con el erario, es decir, del presupuesto aprobado la entrega en tiempo y forma es podado, mochado en provecho de funcionarios corruptos.

Compaginado el operativo anterior, el “moche” se anuda al momento de asignar contratos o invertir en negocios imposibilitados de cubrir los requisitos exigidos lo que de facto, sin esperarlo, llena de codicia a gobernantes que invadidos de avaricia ya sienten más corpulenta la chequera personal.

La despistada declaración de AMLO de por “carecer de cola personal que le pisen” la corrupción terminaría en el fogón, no pasara de voluntariosa, perogrullada que jamás, como en el presente bajacaliforniano cabalga desbocada por permitirse, ignorarse o ser jineteado por el gobierno priista (o Morenista que es lo mismo) que piloteado por Xico Leyva-Jaime Bonilla se explican los “moches” donde personajes del Estado Mayor (gabinete) fueron acomodados para la rapiña.

Si la velocidad y desparpajo de la corrupción acontecida en este gobierno estatal se nos antoja inaudita, más extravagante resulta la impunidad y cínico tratamiento dedicado al delincuencial proceder.

Es justo destacar no solo la opacidad y desdén respecto a los escandalosos “moches” de la coyuntura, sino porque los mismos fueron presididos, ahora queda claro, por un discurso de campaña electoral de los candidatos del Primor que desgarrándose las vestiduras pusieron el acento en no permitir inmoralidades tanto como denunciar, perseguir y castigar cualquier falta a la ética de gobernar.

Pamplinas… resultaron peores.

* El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

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