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Elecciones mexican style

Como si el 2020 ya no pudiera darnos más sorpresas, ahora el país más poderoso de occidente, se debate entre abrazar al pasado o sonreírle al presente… Y no es por dramatizar, pero cuando se decida quién se quedará con la Casa Blanca, sabremos si la visión de un mundo sin energías limpias, con xenofobia exacerbada, desprecio a la ciencia y el uso de la mentira como forma de gobierno, dio frutos o finalmente sucumbirá, para despertar de su letargo a un pueblo mejor informado.

Como si el 2020 ya no pudiera darnos más sorpresas, ahora el país más poderoso de occidente, se debate entre abrazar al pasado o sonreírle al presente… Y no es por dramatizar, pero cuando se decida quién se quedará con la Casa Blanca, sabremos si la visión de un mundo sin energías limpias, con xenofobia exacerbada, desprecio a la ciencia y el uso de la mentira como forma de gobierno, dio frutos o finalmente sucumbirá, para despertar de su letargo a un pueblo mejor informado. Los conflictos electorales del norte, desestabilizan no sólo a una nación, sino a un continente y hasta al mundo entero. Al país de la democracia, le han robado la paz y el sueño.

La palabra “fraude”, que jamás se había escuchado durante un proceso electoral en gringolandia, hace temblar a sus más sólidas bases y recuerda la forma de hacer política de algunos pueblos latinoamericanos, con sistemas colapsados, urnas que requieren recuento y un candidato de madrugada vociferando que “él tiene otros datos”. El problema es que cuando eso sucede en México, el conflicto sólo escala desde Tijuana a Cancún, pero no amenaza la estabilidad más allá de la frontera y ahora el conflicto estadounidense pone en jaque nuestra estabilidad sociopolítica, migratoria y hasta nuestra moneda.

Lo que tanto nos daba coraje y risa en nuestro sistema electoral en manos de Manuel Bartlett, hoy podría replicarse en Estados Unidos, a quienes algunos calificaban como el país con la democracia más robusta del mundo. Sin embargo una vez más, queda evidenciando un sistema caduco, frágil y tan enredado que sólo sirve para dividir más a una irascible sociedad por colores, capacidad económica y situación geográfica, pues con ellos no gana quién más votos tenga de la gente, sino quien más puntos acumule, como si se tratase de un vil juego de tiro al blanco. De esta forma sólo se demuestra que el Gobierno de Estados Unidos, no confía en que su pueblo tenga la capacidad de elegir a su gobernante, por ello le dan más valor a la economía de un estado, que al voto ciudadano.

Sea cual sea el resultado, esto quedará para la historia y a pesar del apretado resultado, nos obliga a preguntarnos: ¿De qué manera tan brutal habría superado Trump a Biden, de no ser por las manifestaciones de “black lives matter” y la pandemia mundial? Qué aterradora pregunta en verdad... Si gana Trump quizá las cosas con México sigan igual, pero si se impone Biden: Políticos mexicanos, pongan sus cabecitas algodonadas remojar. ¡El tiempo dirá!

*- El autor es graduado de la licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio.

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