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Designar o elegir

Uno de los momentos más complejos y difíciles para los partidos políticos es el de la designación de sus candidatos a puestos de elección. He sostenido que la forma en que logren conciliar las diferencias entre corrientes, grupos, liderazgos, etc., dependerán los saldos electorales. En gran medida, los resultados positivos están en función del método de selección adoptado.

Uno de los momentos más complejos y difíciles para los partidos políticos es el de la designación de sus candidatos a puestos de elección. He sostenido que la forma en que logren conciliar las diferencias entre corrientes, grupos, liderazgos, etc., dependerán los saldos electorales. En gran medida, los resultados positivos están en función del método de selección adoptado.

Lo que hemos visto tradicionalmente es que en la mayoría de las ocasiones no se satisfacen las expectativas de los militantes de los partidos políticos; pero no trascienden los reclamos internos porque algunas son organizaciones políticas muy pequeñas u otras altamente jerarquizadas y con una fuerte disciplina impuesta a la base militante. En suma, en el caso mexicano los métodos democráticos de designación brillan por su ausencia.

Cuando un partido político tiene un voto duro muy amplio o gobierna, la disputa por las postulaciones es más encarnizada. Surgen muchos pretendientes a los distintos cargos; cuando hay pocas posibilidades de éxito en una elección, pocos son los aspirantes y en algunos partidos muy pequeños se busca desesperadamente quien acepte una candidatura.

Lo ideal es llegar a un sistema de designaciones en el que toda la militancia pueda participar en la decisión y se garantice un procedimiento claro, transparente y democrático. Esto requiere una alta institucionalización de los mismos. Que las mayorías decidan sus candidatos al interior de las estructuras partidistas. Un escenario nada sencillo que las diferentes corrientes y grupos acepten las reglas del juego. Esto no existe en el sistema de partidos políticos en México.

Lo que estamos viendo en el proceso actual retrata muy bien esta situación. Tomemos el caso de Baja California, pero, insisto, esto se ha presentado a lo largo del país. En el proceso electoral local participan 11 partidos políticos. Uno de ellos estatal: el Partido de Baja California. Se han formado 2 coaliciones y 5 partidos compiten de manera individual, además de un aspirante independiente.

Los dos nuevos partidos: Redes Sociales Progresistas y Fuerza por México postularon a Victoria Bentley Duarte y Jorge Ojeda García, respectivamente. Desde luego se trató de designaciones centrales. Movimiento Ciudadanos cambió de último momento de candidato pues el ex rector de la UABC, Alejandro Mungaray Lagarda, decidió renunciar y en su lugar se registró a Francisco Alcibiades García Lizardi, sin que mediara ningún tipo de consulta. El Partido de Baja California se decidió por el abogado Carlos Atilano Peña, tampoco se conoció el método de selección.

En el caso del Partido Encuentro Solidario (PES) resultó designado el Ingeniero Jorge Hank Rhon, después de que la dirigencia nacional de su partido, el PRI, se negara a postularlo, aunque según la información era el precandidato mejor posicionado de la coalición que integra el PRI. El método para otorgarle la candidatura fue la designación directa. En el caso de la alianza Va por Baja California, integrada por PAN, PRI y PRD, decidieron llevar como abanderada a la ex Miss Universo, Lupita Jones Garay. Lo interesante fue que ella misma difundió que la invitación la recibió por parte de Gustavo de Hoyos Walther, presidente en ese momento de la COPARMEX. Ni siquiera los partidos de la coalición intervinieron. Finalmente, la alianza integrada por MORENA, PT y PVEM han postulado a la Mtra. Marina del Pilar Olmeda. El método utilizado, como viene sucediendo con los candidatos del partido en el gobierno, fue el de encuesta combinado con un análisis de su trayectoria.

Aunque no es el caso de la postulación a la gubernatura de Baja California, ha habido inconformidades de militantes morenistas respecto a candidaturas a diputaciones y alcaldías. Y esto se repite en diferentes estados del país. El reclamo es en el sentido de que no se han transparentado las encuestas y menos la metodología utilizada. Hay quien pone en duda incluso la realización de las mismas. MORENA tiene que transitar a métodos democráticos de selección de candidaturas. Las designaciones desde la dirección nacional cada vez son menos convenientes y generan una creciente inconformidad. En este momento sigue pesando el factor López Obrador; pero conforme transcurra el tiempo la influencia de Andrés Manuel para tranquilizar las aguas después de los procesos de designación de candidaturas se irá diluyendo. MORENA debe convertirse en un partido moderno y democrático si aspira a conservar el poder. Debe verse en el espejo del PRD, que entre otras razones debido al control que ejerce un grupo y la antidemocracia, hoy vive el ocaso.

*- El autor es Investigador de El Colegio de la Frontera Norte/Profesor Visitante en el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego.

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