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Damocles

No suelo titular mis artículos con nombres propios. Sin embargo, Damocles es un personaje ficticio que surgió en una ancestral leyenda griega conocida como “La espada de Damocles”. Dicha expresión llega hasta nuestros días con el significado de “amenaza persistente de un gran peligro”.

No suelo titular mis artículos con nombres propios. Sin embargo, Damocles es un personaje ficticio que surgió en una ancestral leyenda griega conocida como “La espada de Damocles”. Dicha expresión llega hasta nuestros días con el significado de “amenaza persistente de un gran peligro”.

Con ese sentido, la espada de Damocles se cierne sobre quien no es consciente o no mide el peligro que lo acecha. Lo que traigo a colación porque el presidente López Obrador ha emprendido una gran campaña mediática (por encima del ámbito judicial) en contra de la deshonestidad rampante de Enrique Peña Nieto y sobre los excesos de poder y etílico vicio de Felipe Calderón; justo, cuando Nico -el hermano de AMLO- fue exhibido por medio de una videograbación recibiendo dinero en forma enteramente injustificable; precisando, además, que las cuantiosas partidas se harían mensualmente.

El tristemente célebre “Nicogate” ha sido difundido en forma prolija y las explicaciones -más que las inverosímiles justificaciones- de plano salen sobrando. Por lo que sólo me concentraré en el espíritu justiciero de quién de modo paradójico no respeta la Justicia.

En 2015 el actual presidente de México dijo: “Si por ser honesto, por actuar con responsabilidad social y luchar por la vía pacífica me acusan de populista, que me apunten en la lista”. Y en ella quedó inserto aun sin cumplir cabalmente sus afanes de honestidad a toda prueba y eficiente responsabilidad social.

Declarar en forma exhaustiva y denodada no es consumar un buen gobierno. Lo malo es que tales peroratas están surtiendo efecto en el símil de la plaza pública: “Las benditas redes sociales” como el propio AMLO las calificó.

Leo más que con asombro con justificada preocupación caudales de mensajes sin sustancia, pero con enorme vehemencia de los fieles seguidores de Andrés Manuel (refiriéndome a él con la confianza que proyectan sus huestes cibernéticas). Y aquí no me estoy refiriendo a los “bots” (aféresis de robots cibernéticos) que propalan las consignas del lopezobradorismo. Hablo de la gente de carne y hueso que hoy comulga con una deshonestidad permisiva.

Preciso: Yo no quiero que La espada de Damocles le caiga; sino que se haga justicia en los tribunales y no en las adictivas redes sociales.

LA PALABRA DE HOY: DAMOCLES

Formada de las palabras griegas 'dimos' / 'damos' que en el dilecto dórico significan “pueblo o comunidad” y 'kleos': “gloria y buena fama”.

De tales raíces griegas podemos colegir que Damocles quiere decir “el de buena fama en el pueblo”.

DE MI LIBRERO: LA ESPADA DE DAMOCLES

Cuenta la leyenda que Horacio en una de sus “Odas” al igual que Cicerón, contaron que, en tiempos de Dionisio I, “El viejo”, tirano de Siracusa (siglo IV a. C.), Damocles era un cortesano que envidiaba las enormes comodidades y lujos del rey. Éste al saberlo dispuso un gran festín para su cortesano con enormes atenciones y halagos…

El tirano mandó colocar una afilada espada que pendía de la crin de un caballo justo arriba de la cabeza de Damocles, quien al principio aceptó gozoso que lo atendieran a cuerpo de rey; pero, al darse cuenta del peligro que corría su vida, raudo y veloz declinó todas las cortesías. Así surgió la amenazante Espada de Damocles.

*- El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

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