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Cogito, ergo sum

Pensar implica no solo concebir una idea sino el proceso de realización de la misma, es, con toda seguridad el rasgo más importante que permitió la diferenciación de nuestra con las demás especies animales.

Somos lo que Hacemos

Pensar implica no solo concebir una idea sino el proceso de realización de la misma, es, con toda seguridad el rasgo más importante que permitió la diferenciación de nuestra con las demás especies animales; algunos le llaman alma, pero es gracias a nuestra capacidad de discernimiento que alcanzamos la razón del progreso como base del desarrollo de la humanidad. Pienso, luego existo, sin lo primero no puedo concebir lo que la existencia conlleva, por ello nuestra responsabilidad de pensar sobre cómo queremos definirnos como individuos para que la suma colectiva de nuestras unicidades de como resultado la comunidad que conformamos. Wittgenstein concibió nuestra capacidad de entender el mundo sólo a través de nuestra posibilidad de expresar nuestro razonamiento; sino lo puedo expresar es que no lo entiendo.

Pensar nos da la dimensión ética para reflexionar sobre nuestro comportamiento; nos permite fundamentar en un marco regulatorio la consecuencia de nuestras acciones; unas enmarcadas en el código moral, otras claramente definidas en las leyes necesarias para regular nuestra convivencia;, ya sean éstas pertenecientes a nuestro comportamiento público o privado, pensar nos ha dado la libertad de decidir si ejercemos o no una acción que nos defina; es gracias a nuestra capacidad de raciocinio que somos ética y moralmente responsables del resultado de nuestras acciones, Depende de cada uno de nosotros el rol con el que asumimos nuestro papel en la comunidad y en la construcción de su entorno.

Si el todo es la suma de todas las partes, el resultado de las acciones que hacemos en familia es por ende el reflejo de lo que somos como sociedad. No es esta una idea menor, la corrupción, la falta de compromiso, la poca subsidiariedad de nuestras acciones, el casi nulo respeto a la ley, son características que primero nos definen como individuos, luego como familias y por ende como comunidad; malamente esperamos de nuestros políticos y funcionarios públicos un papel que tristemente no estamos dispuestos a desarrollar como individuos. La anécdota le parecerá banal, lo es, pero retrata muy bien la tesis expuesta: en Mexicali hay un club deportivo y social, Casino de Mexicali, hace años decidieron que la reina de belleza del club sería elegida a la suerte debido a que las familias, por supuesto el contar con recursos económicos es consustancial a ser socio del club, hacían fraude y compraban los votos para que su hija o allegada fuera la elegida; ¿ nos preguntamos el porqué de nuestra clase política?, no hay duda alguna que lo que tenemos como sociedad es resultado de lo que somos y de la autocomplacencia con la que construimos a nuestra conveniencia el rol que como sujetos activos tenemos en sociedad.

La complacencia en la que incurrimos termina por debilitar la estructura social a través de la corrupción y de la impunidad, ya sea se trate de la ampliación ilegal de un mandato de gobierno o de los negocios hechos al amparo de la tranza; si de verdad nos interesa la trascendencia de nuestras acciones es tiempo de reflexionar cuál es el papel que tenemos en nuestra comunidad y cuál la estatura moral y ética de nuestras acciones para lograrlo; tenemos autoridades de quinta por qué los ciudadanos somos los responsables de ello. Si repensamos nuestro papel y trabajamos en ello tendremos la oportunidad de reconstruir nuestro autoabandono.

*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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