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Bardo

Desde niño tengo apego por la poesía, gusto que me inculcó: ¡Mi madre, bohemios! Ella, aun estando sola, sin preámbulo alguno y sin suspender su tejido recitaba versos de Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera y Salvador Diaz Mirón, sólo por citar a tres señores bardos.

Desde niño tengo apego por la poesía, gusto que me inculcó: ¡Mi madre, bohemios! Ella, aun estando sola, sin preámbulo alguno y sin suspender su tejido recitaba versos de Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera y Salvador Diaz Mirón, sólo por citar a tres señores bardos.

Yo, sin edad ni temple, preadolescente recitaba aquello de: “Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida / porque nunca me diste esperanza fallida, / ni trabajo injusto, / ni pena inmerecida”…

Y mucho menos, el remate: “Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. / ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!” Acto seguido, me iba derrapando a jugar fútbol en la calle.

Esto lo cuento por tres razones. Primero, porque el pasado domingo -que fue 21 de marzo- se celebró el Día Mundial de la Poesía, el cual se instituyó en 1999 durante la trigésima reunión de la UNESCO, ello en concordancia con el equinoccio de primavera. Imposible que fuera en un momento menos poético.

La segunda razón, porque la poesía no únicamente es un género literario; es también, ¡alimento para el espíritu! Emociones y pensamientos -muchos sublimes y otros estrujantes- que se expresan en verso y ahora (cada vez más) en prosa que, “aparentemente” no esta ceñida a cadencias y métricas; pero siendo prosa poética también puede ser excelsa.

Y la tercera, por la íntima relación entre la poesía y los circuitos neuronales. Lo cual es fascinante, sin duda, porque existe un correlato natural relevante entre el acto de decir y de escuchar poesía, estando comprobado científicamente que la poesía estimula el hemisferio derecho del cerebro, zona detonante de la creatividad.

La poesía estimula las preferencias cerebrales, que no sólo es un tema relevante; sino una forma de vida para quien esto escribe, de conectar neuronas, de ampliar el espectro de las emociones, de los sentimientos; de las vivencias reales o imaginarias.

LA PALABRA DE HOY: BARDO

Para los celtas, el bardo era “un cantor de hazañas épicas”. La raíz indoeuropea 'gwera' significa “alabar en voz alta”.

Al latín pasó como 'bardus' que es el cantor, el poeta. Palabra que esta relacionada con el concepto en latín 'gratus' / grato / agradecido.

Ahora bien, la palabra bardo también se relaciona con las palabras barro, fango, lodo.

Y, “estirando la liga”, con el verbo bardar, que en presente y primera persona se dice: “Yo bardo”… levanto una barda.

DE MI LIBRERO: PRESENCIA DE JOSÉ EMILIO PACHECO

¿Qué va a quedar de mí cuando me muera / sino esta llave ilesa de agonía, / estas pocas palabras con que el día, /dejó cenizas de su sombra fiera?

¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera esa daga final? / Acaso mía será la noche fúnebre y vacía / que vuelva a ser de pronto primavera.

No quedará el trabajo, ni la pena de creer y de amar. / El tiempo abierto, semejante a los mares y al desierto, / a de borrar de la confusa arena todo lo que me salva o encadena. / Más si alguien vive yo estaré despierto.

*- El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

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