Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

Atole

 ¡Ni duda cabe!, somos hijos de la cultura del maíz. Tan es así, que con inapelable orgullo decimos para afirmar que algo es verdaderamente nuestro: “Más mexicano que el atole el maíz”. Aunque yo también le confiero ese sello de identidad al tequila. ¡Salucita!

¡Ni duda cabe!, somos hijos de la cultura del maíz. Tan es así, que con inapelable orgullo decimos para afirmar que algo es verdaderamente nuestro: “Más mexicano que el atole el maíz”. Aunque yo también le confiero ese sello de identidad al tequila. ¡Salucita!

La mera verdad no soy muy atolero que digamos, pero lo he tomado en sus diversas variantes de maíz amarillo, azul, blanco y rojo. También el de pinole y el champurrado con masa, chocolate y canela.

Pero hay muchos otros atoles que ninguna alma caritativa me ha ofrecido, como los de amaranto, capulín y cuajilote… ¿cuajilote, que es eso? Dirán más de uno. Pues resulta que el cuajilote, denominado así en Tabasco, es un fruto que también le llaman huachilote, cacao del momo, pepino del monte o bananilla…

¿Se quedó en las mismas? Bueno, pues quizá le baste saber que el cuajilote es un fruto alargado y carnoso de color verde amarillento muy fibroso y dulce. Tradicionalmente utilizado como forraje para el ganado; pero que muchos humanos no le hacen el feo.

En fin, con agua o en leche; con garbanzo, maracuyá, guayaba, ezquites, cacahuate, calabaza, pirul y piloncillo: “Pasen a tomar atole”.

Bebida nacional cuya consistencia ha inspirado frases y refranes que figurativamente describen al dedillo al que “le corre atole por las venas” o “tiene sangre de atole” ya sea por insensible o por pazguato.

O bien, al que llega “después de atole” cuando ya se acabo lo que se daba o se trataba. O ser “más viejo que el atole” de tiempos de María Canica.

Y, quizá la más utilizada: “Dar atole con el dedo” cuando nos tratan de embaucar o engañar. En ese sentido, muchos políticos son atoleros por naturaleza.

LA PALABRA DE HOY: ATOLE

Nahuatlismo que se respetó casi al 100% en español. Proviene del náhuatl 'atl' que significa agua y término 'tol' que es “diminutivo despectivo”; por ello, la idea implícita en la palabra 'atolli' / atole es “aguado” …

Desde su origen, el atole es una bebida que se prepara con masa o harina de maíz disuelta en agua y al fuego hasta que hierve dándole una cierta consistencia espesa.

DE MI LIBRERO: DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO DE LA GASTRONOMÍA MEXICANA

La lista de atoles por ingredientes y por estados de la República es grande, échele un ojito: En Aguascalientes de pinole; en Baja California de bellota; en Chihuahua de lentejas; en la Cuidad de México, champurrado; en Colima de tamarindo; en Chiapas de calabaza; en el Estado de México de arrayán; en Guanajuato de guayaba; en Guerrero de ciruela; en Hidalgo, aguamiel; en Jalisco, cascarilla; en Michoacán, atole negro (chaqueta) con granos de cacao y rajas de canela; en Morelos de frijol, en Nuevo León de mezquite; en Oaxaca de cacahuate; En Puebla, xocoatole; en Querétaro de higo; en San Luis Potosí de elote tierno; en Sinaloa de guamúchil (mezquite o huizache); en Sonora de garbanzo; en Veracruz de coco; en Yucatán, chorreado y en Zacatecas atole champurrado. Donde vaya, tómese un atolito; pero que no se lo quieran dar con el dedo.

*El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

En esta nota