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Año nuevo, viejos enemigos

Hemos comenzado un nuevo año, con nuevos propósitos y nuevas esperanzas, pero quien sabe si con mejores intenciones, porque el carácter general y nuestro temperamento en esa endémica situación social que traemos, más la pobreza y miseria, nos harán sufrir.

Hemos comenzado un nuevo año, con nuevos propósitos y nuevas esperanzas, pero quien sabe si con mejores intenciones, porque el carácter general y nuestro temperamento en esa endémica situación social que traemos, más la pobreza y miseria, nos harán sufrir.

¿Qué somos, de dónde venimos y a dónde vamos? Somos personas que tendríamos que estar cada cual, desde su trinchera, luchando por el progreso del país. Venimos de décadas de abusos, crisis y corrupción que nos tienen hartos. Y se supone que vamos hacia nuevos horizontes, según nos lo han planteado las personas que hoy dominan política y económicamente a México. Sería fabuloso que tuviéramos estudios serios que nos dijeran como somos y cuáles son nuestras características que nos hacen ser como somos. Unos abusivos, la minoría; y otros dejados, la mayoría. Porque debemos de saber que lo que somos y en la situación en la que estamos todos; unos privilegiados y otros desdichados; viene de las consecuencias de nuestro propio proceder, tanto por lo que hacemos, como por lo que dejamos de hacer. Así sabríamos el porqué de ciertos fanatismos hoy tan exacerbados.

México somos todos, y somos responsables de preservarlo. Esa debería de ser una de nuestras primeras intenciones. A pesar de nuestra diversidad y diferencias. Este año, necesitaremos a gente que nos una, no que nos divida; que guíe, no que nos disperse; que aporte, no que critique; que luche en las trincheras correctas, no solo desde las gradas y los teclados; que reconozca sus errores y los de los suyos, y no solo los de los demás. Que respete.

Tendremos que ser humildes. La humildad nos hace ver nuestras fallas y tener la oportunidad de corregirnos. Los soberbios, no tienen nada que corregirse, porque ni de suyo aprenden ni de los demás sacan experiencias. La humildad nos llevará a la sencillez, que nos quitará esa “perfección” que muchos creen tener y que los hace creerse superiores, que es de las mas pobres condiciones espirituales y mentales del ser humano.

Tendremos que disminuir las diferencias sociales, que no son cosa natural. Lo que si debiese de ser natural es que nos dedicáramos a arreglar eso. Si no lo hacemos, es por el espíritu infame de progresar a costa de otros. La felicidad o infelicidad de las personas dependen de sus buenas o sus malas intenciones. Las personas felices son las generosas, las que sirven. Las más desdichadas, son las que viven en constante rivalidad y enfrentamiento con quienes los rodean.

No obstante, los problemas, México es una gran nación que se fortalece diariamente con el esfuerzo, trabajo y dedicación de su gente. Luchemos por preservar nuestros valores, honestidad, cimentando cada día la convivencia pacífica. Las condiciones económico-políticas, de gran inestabilidad y arbitrariedad, nos provocan un gran temor por el cambio, por la injusticia que puede llegar en cualquier momento. Pero este temor, hoy, esta exaltado por los exagerados. Por lo que otro propósito será tener fe.

* El autor es asesor administrativo, presidente de Tijuana Opina y coordinador de Tijuana en Movimiento.

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