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Al iniciar el año

Se cuenta que, en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio...

Se cuenta que, en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio. Al llegar, el turista se sorprendió al ver que el sabio, vivía en un cuarto muy simple, lleno de libros, pero con tan solo una cama, una mesa y un banco.

¿Dónde están sus muebles? Preguntó el turista… ¿Y dónde están los suyos? Le respondió… ¿Los míos? Se sorprendió el turista, ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso! Y yo también, concluyó el sabio.

Este relato nos sitúa en una realidad que a veces olvidamos: Estamos aquí de paso, la vida que es tan hermosa, un regalo de Dios, es solo temporal, y sin embargo a veces vivimos como si fuéramos a quedarnos aquí para siempre, pero, el día menos pensado como todos, vamos a partir…

Se nos olvida lo absurdo que es, acumular cosas, entrando al juego del materialismo o la competencia, a ver quién tiene el mejor celular, la Tablet más sofisticada, el carro más nuevo, la ropa de moda, etc., primero, nada de todo eso, nos llevaremos cuando partamos del mundo, pero tampoco nos proporciona felicidad, si acaso un gusto o placer efímero que dura tan poco, y que se convierte en un círculo vicioso, porque al poco tiempo volvemos a desear lo más nuevo, lo más actual... ¿Para qué? Muchas veces, para llenar el enorme vacío de nuestra existencia de empleos.

Hoy comienza un nuevo año, el 2023, que, no sabemos si iremos a vivirlo completo, o nos quedaremos a medio camino. Lo importante es, primero, agradecer a Dios por estar vivos. ¡Cuántos familiares, amigos entrañables, no están ya con nosotros! Partieron a la Casa del Padre por diferentes circunstancias que solo Él conoce.

Pero nosotros estamos hoy aquí, y lo menos que podemos hacer es decirle al Señor: ¡Gracias!

Agradecer porque tenemos salud, porque tenemos una familia, porque tenemos el tesoro de los amigos, porque tenemos una comunidad para poder servirlo, porque tenemos también la oportunidad de crecer cada día en el amor al prójimo que nos lleva al amor a Dios, y sobre todo agradecer la fe, un regalo que no todos poseen y que, sin ella, nuestra vida perdería todo sentido.

Este nuevo año se visualiza complicado. La situación del mundo y de nuestro país es preocupante. Violencia, narcotráfico, caos, inseguridad, pobreza que se acrecienta cada día por falta de oportunidades y de empleo, y sobre todo la ausencia tan grande de Dios en cada vez más personas que viven como si esta vida fuera la única y sin tener que dar cuentas a nadie de sus actos. Preguntémonos: ¿Qué estamos haciendo por ellos, quienes promulgamos una Fe?

Iniciar un nuevo año, es un regalo, una nueva oportunidad para cambiar, para perdonar, para crecer como personas e hijos de Dios. Pero también para comprometernos y, con nuestras acciones y ejemplo, gritarle al mundo que toda vida es valiosa, cuando buscamos y nos esforzamos en tener a Dios en nuestro corazón, y caminando de Su mano.

¡Feliz año 2023!

*- La autora es consejera familiar.

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