Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Lo curioso / Estudio

Los movimientos oculares nos ayudan a recuperar recuerdos

Ver una cara borrosa en la distancia o escuchar una nota de una canción familiar puede conducir repentinamente al reconocimiento de un amigo cercano.

Con frecuencia, la memoria es como un juego de adivinanzas: recibimos información fragmentaria, ruidosa o degradada del entorno sensorial y luego debemos “completar” los espacios en blanco.

Ver una cara borrosa en la distancia o escuchar una nota de una canción familiar puede conducir repentinamente al reconocimiento de un amigo cercano o al zumbido incesante de una melodía.

Patrones de movimiento ocular

Se cree que esta notable capacidad se basa en un proceso neurocomputacional llamado “finalización de patrón”, el cual se refiere a la recuperación de una representación de memoria completa a partir de una entrada parcial o degradada, mientras que el proceso complementario de “separación de patrones” se refiere a la transformación de entradas similares en trazas de memoria distintas.


En este contexto, los resultados de un reciente estudio realizado por científicos del Instituto de Investigación Rotman de Baycrest (RRI) encontraron que los participantes movieron sus ojos para determinar si habían visto una imagen antes, y que sus patrones de movimiento ocular podían predecir errores en la memoria, indica Tekcrispy.

El equipo de investigación obtuvo estos resultados utilizando una técnica innovadora de seguimiento ocular que desarrollaron para medir la superposición entre los patrones de mirada específicos de los participantes, así como los estímulos durante la codificación y recuperación de recuerdos a partir de señuelos degradados como un predictor del rendimiento de la memoria.

Para el estudio, los investigadores les solicitaron a 57 adultos jóvenes (43 mujeres) de 19 a 35 años de edad con visión normal o corregida a normal, que memorizaran una serie de 30 nuevas imágenes en una pantalla.


Luego, vieron otra serie de imágenes, que esta vez contenía algunas vistas anteriormente y algunas nuevas pero similares. Seguidamente se les pidió que indicaran si habían visto las imágenes por primera vez o si la había visto antes.

Evaluando la recuperación de los recuerdos

Durante ambas etapas, los investigadores rastrearon los movimientos oculares de los participantes. Cada imagen se mostró brevemente, desde 250 milisegundos hasta 750 milisegundos, antes de que recibieran instrucciones de visualizarla mientras miraban una pantalla en blanco.

Los participantes fueron muy precisos en la identificación de las imágenes vistas anteriormente, con una puntuación de casi el 90 por ciento. Los investigadores observaron que era más probable que sus respuestas fueran acertadas si sus movimientos oculares eran los mismos que se registraron cuando vieron inicialmente la imagen.

Por otro lado, los participantes tuvieron un rendimiento menor cuando se enfrentaron a una imagen nueva pero similar a una ya vista. En el último caso, mientras más participantes repitieron su patrón de visualización inicial, en lugar de enfocarse en los diferentes aspectos de la imagen, más probabilidades tuvieron de identificar de forma incorrecta la imagen como vista previamente.

Para emular situaciones del mundo real donde no tenemos información completa, los investigadores usaron versiones incompletas o “degradadas” de imágenes. Esto varió de 0 a 80 por ciento de degradación, en forma de cuadros grises que cubrían partes de la imagen. Sorprendentemente, incluso cuando la imagen se degradó en un 80%, el rendimiento fue mucho mejor que simplemente adivinar, lo que refleja la fuerza del proceso de finalización del patrón.

Estos resultados, explican los autores del estudio, proporcionan evidencia que vinculan el restablecimiento de la mirada con la finalización del patrón y promueven un papel funcional de los movimientos oculares en la recuperación de la memoria.

En esta nota