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Dalí y Magritte dialogan cara a cara en una exposición en Bruselas

El museo Magritte reúne cien piezas de los artistas (40 del español y 60 del belga).

Bruselas.- Las similitudes y diferencias en la obra y mentalidad de los dos grandes genios del surrealismo, Salvador Dalí y René Magritte, se muestran a partir de este viernes en una exposición del museo dedicado al pintor belga en Bruselas.

Hasta el próximo 9 de febrero, el museo Magritte reúne cien piezas de los artistas (40 del español y 60 del belga), que coincidieron por primera vez en 1929 en París, cuando arrancó una relación marcada por el respeto que cada uno de ellos sentía por el trabajo del otro.

En agosto de ese mismo año, Magritte viajó junto a su esposa Georgette Berger a Cadaqués, a donde también habían acudido Luis Buñuel, Joan Miró o el poeta Paul Éluard y su entonces esposa, Gala, que se convertiría en la amante de Dalí ese verano en la población catalana.

Ese encuentro clave para el surrealismo terminó de forma muy diferente para Dalí y Magritte. Mientras que el español fue consolidándose como un artista reconocido en todo el planeta, el belga, que tenía que hacer frente a dificultades económicas, regresó a Bruselas sin lograr un gran éxito de público.

De todas formas, ambos artistas quedaron marcados por esa reunión.

El comisario de la exhibición "Dalí & Magritte", Michel Draguet, explicó este jueves que tras la cita en Cadaqués, Magritte comenzó a pintar "de forma más mimética" los objetos y también incluyó sus célebres cielos azules.

"Este tipo de cielo viene de España, de Cadaqués", afirmó Draguet, quien añadió que al ver las obras de Magritte y Dalí al lado "puedes ver la relación entre ambos".

En el museo se contraponen la famosa escena de "Un perro andaluz", realizada por Buñuel en colaboración con Dalí, en la que una navaja corta por la mitad el ojo de una mujer, y la pintura de Magritte "Objeto pintado: ojo", en la que se muestra un globo ocular a través de un círculo.

Igualmente, se exhiben dos retratos de mujer, el de Adrienne Crowet, realizado por el belga, y el de Isabel Styler, obra del español, y otros trabajos de ambos.

No obstante, Draguet admitió que los artistas "no siempre iban en la misma dirección".

Subrayó que para Dalí la representación es "una especie de alucinación" y "no solo la captación fotográfica de lo real", mientras que Magritte trata de deconstruir los objetos, al tiempo que cuestiona la relación entre el texto y la imagen, como en su célebre "La traición de las imágenes", en la que las palabras niegan que la pipa mostrada en el cuadro lo sea.

"Pero siempre están en el mismo camino, la idea de ir más allá de lo real para mostrar una realidad más profunda", apuntó sobre los dos pintores.

En ese sentido, destacó "la libertad" como punto en común de ambos creadores, que en el caso de Dalí consiste en jugar con la locura, también al construir su personalidad pública.

"Interpreta a un hombre loco", comentó Draguet, quien añadió que también en su pintura el catalán intenta "mostrar todo, decir todo".

El comisario de la muestra señaló que incluso con los temas religiosos Dalí apuesta por "la libertad de interpretación".

"Y tienes la misma libertad con Magritte. Es también la libertad de decir que una pipa no es una pipa", afirmó Draguet.

Sin embargo, sus personalidades eran opuestas. En efecto, Dalí era un extrovertido de derechas, mientras que Magritte era introvertido y comunista.

"(Dalí) es una especie de superestrella global. Es la Lady Gaga de la pintura", constató el comisario, y resaltó que Magritte "es más un perdedor" al que, en cualquier caso, Dalí respetaba y por cuyos trabajos se interesaba, aunque descartó hablar de "amistad" entre ambos.

Con obras procedentes de museos como el Thyssen-Bornemisza, el Reina Sofía de Madrid, el Pompidou de París o la Tate Modern, Draguet admitió, sin embargo, que la exposición está construida sobre "la decepción" de no poder contar con el cuadro que Magritte pintó en Cadaqués: "El tiempo amenazante".


Comentó que la pintura no ha podido viajar desde la Galería Nacional de Escocia porque esa pinacoteca acaba de inaugurar un ala dedicada al surrealismo y necesitaba la pieza.

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