Mirador
A este hombre lo van a fusilar.
A este hombre lo van a fusilar. Se llama Santiago Ramírez. Villista, fue por breve tiempo Gobernador de Coahuila. Los hombres de Carranza lo apresaron, y tras un juicio sumarísimo fue condenado a muerte.
Lo llevan por la calle al cementerio. Ahí tienen lugar las ejecuciones, junto a la tumba abierta para el que morirá. El capitán que manda al piquete de fusilamiento le pregunta al general Ramírez si tiene un último deseo. -Sí -responde él-. Quiero una cervecita. Hace calor. Se la traen de una fonda cercana.
El general sopla la espuma del tarro y dice luego con una sonrisa: -Es mala pa’l hígado. Me habría gustado conocer a Santiago Ramírez. Sabía sonreír en presencia de la muerte.
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