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Mirador

¡Ay qué cosa tan linda y tan hija de la chin…!

MIRADOR

Por Armando FUENTES AGUIRRE

-¡Ay qué cosa tan linda y tan hija de la chin…!

Esa expresión, al mismo tiempo agradecida y de reclamación, profiere el tío Tello -don Eleuterio- cuando se emborracha. La frase alude a su borrachera.

Hace tal declaración recargado en la pared, cae que no cae, sin poder dar un paso más. Todo le da vueltas; se le confunde el cielo con la Tierra y parece que se le va a venir encima el cerro de Las Ánimas. Siente náuseas y amagos de revolución -devolución- estomacal, pero al mismo tiempo lo posee una euforia que le alegra el alma y pone magnánimos sentimientos en su corazón. Por eso exclama a la vez con gratitud y con rencor:

-¡Ay qué cosa tan linda y tan hija de la chin…!

Don Abundio el del Potrero, que es su cuñado, su amigo y su compadre, lo oye decir eso acerca de la borrachera que se carga y comenta filosóficamente:

-Lo mismo que la vida, compadrito. Lo mismo que la vida.

¡Hasta mañana!

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