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México y los primeros 100 días de Biden

México y el presidente Andrés Manuel López Obrador jugarán un papel fundamental ante lo que se avecina: Un tsunami de migrantes mexicanos y centroamericanos que buscarán, a toda costa, cruzar a Estados Unidos

No será la absolución del general Salvador Cienfuegos, tampoco los comentarios 'poco diplomáticos' hechos por el presidente Andrés Manuel López Obrador y el fiscal Alejandro Gertz Manero en contra de una agencia estadounidense, ni la carta que enviaron tres secretarios: De Estado, Mike Pompeo; de Comercio, Wilbur L. Ross, y de energía, Dan Brouillette reclamándole a López Obrador su posicionamiento en materia energética. Tampoco los reclamos de legisladores demócratas argumentando que México no estaría implementando artículos del T-MEC en materia laboral y la posible desaparición de organismos autónomos. La insistencia en imponer una reforma que exigiría que el Banco de México comprara dólares en efectivo ni la política (o mejor dicho la no política) 'verde' de AMLO, ni su posicionamiento ante los feminicidios. Ni la posición que ha tomado México en apoyo a Nicolás Maduro ante el conflicto venezolano. Ni siquiera la política de 'abrazos y no balazos' ni la cercanía que tuvo el presidente López Obrador, hasta el último momento, con el saliente (y desastroso) presidente Donald Trump.

Ninguno de estos temas -todos importantes para la relación bilateral- serán prioridad los primeros 100 días de la entrante administración del presidente Joe Biden.

Si no sucede alguna contingencia o aparece un 'cisne negro' catastrófico en el horizonte, los temas principales los siguientes 100 días serán los asuntos migratorios y la seguridad fronteriza. Y en este tema, el Gobierno de Joe Biden tendrá poca paciencia. Un flujo desbordado y violencia descontrolada en la frontera podría impactar el legado histórico del nuevo Presidente.

Uno de los temas en donde más diferencia existe entre la posición que tomó Donald Trump de Joe Biden, fue el migratorio. Mientras que el primero buscó desde su candidatura usar a los migrantes (especialmente migrantes mexicanos) como chivo expiatorio de todos los males que afectan a Estados Unidos, el ahora presidente Biden no sólo cambiará dramáticamente la política migratoria de su país: Reconociendo el papel fundamental que juegan los migrantes en la vida económica y política; y que usar mecanismos crueles y racistas para controlar la migración y la frontera. Joe, de hecho, está en contra de la construcción de un muro (que México nunca pagó), separación de familias, el uso desaforado de la fuerza pública para 'cazar' migrantes y migración que es abiertamente racista. Joe Biden y su equipo buscan promover una política que reconoce la crisis humanitaria que se vive en diferentes partes del mundo, pero también promover el ideal de que Estados Unidos es un meltingpot y que se fortalece, a largo plazo, con los flujos migratorios.

Por eso, los primeros 100 días propiciará reformas que legalicen potencialmente la situación jurídica de más de 20 millones de personas y resuelvan la situación de los jóvenes DACA. Además de abolir, a partir de esta semana, prohibiciones que había implementado Trump que le negaban la entrada a personas que provienen de países donde se practica en forma predominantemente la religión musulmana.

Pero las buenas intenciones que enfrenta Joe Biden no serán fáciles de implementar porque Donald Trump fue muy efectivo en asustar, criminalizar y sobre todo politizar el tema migratorio. “Nosotros ante ellos”.

México y el presidente Andrés Manuel López Obrador jugarán un papel fundamental ante lo que se avecina: Un tsunami de migrantes mexicanos y centroamericanos que buscarán, a toda costa, cruzar a Estados Unidos. La crisis económica propiciada por la pandemia del Covid-19, además de la creciente inseguridad que viven mexicanos y centroamericanos, el impacto de recientes huracanes en Centroamérica y el Sur de México, seguramente propiciarán caravanas y movimientos masivos de adultos y menores, además de la esperanza de que Biden será un presidente diferente a Trump.

Esta posibilidad es lo que detendría una reforma migratoria y políticas más humanas hacia los migrantes. Las presiones de construir un muro y controlar el flujo legal entre ambos países incrementará.

Y esta es la razón del nombramiento de Roberta Jacobson como coordinadora de la frontera con México. Por su experiencia como embajadora de Estados Unidos en México, además de haber sido secretaria adjunta para el hemisferio, y décadas de experiencia en la política exterior de EU hacia Latinoamérica, confirma la importancia de este tema para el nuevo Gobierno estadounidense.

Lo demás podrá esperar, no la conversación con la embajadora Jacobson sobre la seguridad de la frontera, el coordinar políticas migratorias que eviten o reduzcan flujos masivos de personas tratando de cruzar la frontera.

Este miércoles iniciamos un nuevo programa 'El Nuevo Vecino' a las 23:00 hrs. en El Financiero Bloomberg.

Ana María Salazar

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