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La balanza se va inclinando

Un escándalo reciente acercó a Alfonso Durazo a la gubernatura. La boda fastuosa de la mandataria Claudia Pavlovich

Un escándalo reciente acercó a Alfonso Durazo a la gubernatura. La boda fastuosa de la mandataria Claudia Pavlovich no solamente resultó anticlimática ante el bache económico que atraviesan miles de sonorenses, sino que también causó molestia (y vergüenza) nacional por la organización de un evento masivo de mil 400 asistentes en plena pandemia. Si sumamos el Efecto Andorra, el PRI Sonora y su candidato podrían estar ya fulminados... y no sería para menos.

En lo que va de marzo, Político/Polls.mx puso la ventaja neta -eliminando indecisos- de Durazo en 36 puntos, mientras que el margen bruto de El Heraldo (+17 puntos), El Universal (+13 puntos), Poligrama (+11 puntos), Arias (+11 puntos) y Massive Caller (+6 puntos en los últimos siete días) apuntan a que la brecha se ha ido ampliando. El promedio demoscópico es el mejor remedio al sesgo individual de metodologías dispares, y dos dígitos separan hoy al primer lugar del segundo.

Los escándalos autoinfligidos del PRI y las campañas negras nacidas de la urgencia de bajar al puntero han reforzado la imagen de favorito indiscutible que ostenta Durazo. Para fortuna del nivel de la contienda, el candidato ha mantenido el temple intacto y redoblado su mensaje programático.

Una de las propuestas de Durazo que ha levantado más interés en el electorado es la reducción de un 50% del presupuesto del Congreso del Estado, uno de los más onerosos del País. La iniciativa buscaría reducir las dietas y privilegios de los legisladores y sus asesores, además del gasto social y publicitario carente de sentido. Tendría por objetivo reorientar recursos hacia la educación, con impactos inmediatos en el bienestar de las familias y en la productividad de la economía. Cuenta con un nutrido apoyo popular y lo sano sería que los candidatos de todos los partidos se pronunciaran públicamente a favor o en contra.

Otra de las propuestas más llamativas en el marco de una situación crítica de las finanzas públicas estatales es el aligeramiento del Gobierno estatal en favor de mayor gasto social e inversión pública. La consolidación del gasto publicitario y de los servicios jurídicos en una sola dependencia, así como una reducción de servicios externos de consultoría, informática y auditoría son algunas medidas de austeridad que permitirían recuperar la autonomía financiera y aumentar la eficiencia gubernamental.

Esta liberación de recursos tendría como finalidad acelerar la concreción de proyectos estratégicos de largo aliento. La expansión del puerto de Guaymas, la recuperación de la concesión del aeropuerto de Ciudad Obregón y un plan carretero enfocado a detonar el potencial turístico de Sonora son propuestas que requerirían estrecha colaboración con el Gobierno federal, y Durazo ha ido pregonando ese mensaje en abierto contraste con el de sus rivales. En eso también descuella.

La política debe alcanzar altura de miras, y programas vacíos de contenido agravian al electorado. Durazo promete un claro giro presupuestal que contrasta con el continuismo y los ataques de unos rivales que han soslayado la problemática estatal y, consecuentemente, ofertan tibios remedios que omiten detallar cualquier fuente de financiamiento. La batalla está lejos de haber llegado a su fin, pero la balanza se va inclinando hacia la narrativa de cambio.

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