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‘Enablers’ de la 4T

Los enablers. Los facilitadores. Las facilitadoras.

Los enablers. Los facilitadores. Las facilitadoras. Son aquellos funcionarios que, a pesar de tener un reconocimiento y personalidad política propia, ya sea por su trayectoria profesional o reconocimiento por su capacidad técnica, continúan apoyando a Andrés Manuel López Obrador, a pesar de las controversiales, muchas veces indefendibles posiciones tomadas por el Presidente.

En la jerga política mexicana, los enablers son los y las 'floreros' -su presencia en el gabinete es para decorar y apoyar a AMLO, no para asesorar y ayudar a gobernar-. El ser florero del Presidente tiene que ser una situación de extrema frustración, en parte porque muchos de los actuales funcionarios apoyaron por años a Andrés Manuel porque creían en la propuesta del político tabasqueño, pero también en parte porque tenían fe que en verdad podría cambiar la forma de gobernar en México.

El ejemplo más dramático de 'facilitadoras' o de floreros son todas las funcionarias feministas que apoyaron por años la igualdad de género. Ante el embate que ha hecho el Presidente en contra del movimiento feminista y de las protestas de mujeres, las 'floreros' del gabinete continuaron apoyando a López Obrador, a pesar de que denunció al movimiento feminista por sus supuestos vínculos con los conservadores y la oposición, pero también busco minimizar sus demandas. Obviamente las feministas 'floreros' de López Obrador no pudieron convencer al misógino de su jefe, que lo importante era escuchar las justificadas quejas de estas mujeres.

López Obrador no sólo denigró años de exigencias, además buscó el enfrentamiento, que le permitirían al Presidente no sólo justificar su apoyo a un candidato a la gubernatura como Félix Salgado Macedonio, sino además el recorte sistemático a todos los programas sociales que apoyaban y les daban prioridad a las urgentes necesidades de las mujeres y niñas mexicanas.

Probablemente la enabler más importante del gabinete es la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien continúa apoyando al Presidente 'humanista' a pesar de que ella, en declaraciones periodísticas, aseguró que ha sido discriminada por otros miembros del gabinete de seguridad. Adicionalmente, a la ex ministra de la Suprema Corte se le recordará por su absoluto silencio ante los sistemáticos ataques a la independencia de la rama judicial. El hecho de que la secretaría no se ha pronunciado o el no haber renunciado es apoyar tácitamente al Presidente en sus ataques a sus ex colegas y a la misma institución judicial.

Otros enablers de una política que les ha costado la vida a miles de mexicanos son el secretario Jorge Alcocer Varela y el subsecretario Hugo López-Gatell. Tal vez al inicio de la 4T estos funcionarios, con décadas de experiencia, verdaderamente pensaron que la visión de López Obrador para reformar el sistema de salud era el camino apropiado. Pero su estatus de 'floreros' y la falta de respeto que tiene el Presidente a los científicos y los datos médicos, no les permitió tener el peso suficiente para hacer cambiar al Presidente en algunas de sus decisiones, particularmente en la crisis del Covid-19. Al igual que la secretaria de Gobernación, el no haber renunciado cuando no pudieron convencer al Presidente que tenían que cambiar de estrategia y de comportamiento, Alcocer y Gatell serán recordados como los médicos más incompetentes en la historia del País.

Además del presidente López Obrador, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, será recordado por la desaparición de la clase media, incremento de la pobreza y décadas de retroceso económico en el País. Es imposible entender cómo un profesionista que tuvo puestos en el Banco Mundial y bancos privados continúa 'facilitando' una estrategia económica basada en fantasías históricas y 'otros' datos, y no ha podido convencer a AMLO que urge cambiar de estrategia y de rumbo. De nuevo, al igual que los secretarios de Salud y Gobernación, el Presidente usará a Herrera como el chivo expiatorio de la debacle que se avecina. Su predecesor, Carlos Urzúa, y el jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, renunciaron porque seguramente no quisieron ser recordados como cómplices de la crisis que se avecina.

Son decisiones difíciles para aquellos funcionarios que creen en el personaje de López Obrador, y seguramente están rezando para que el gabinetazo ocurra, y que ellos serán los beneficiados en salir del gabinete sin tener que enfrentar al Presidente. Pero dejar la secretaría porque te hizo renunciar el Presidente no los exime de su responsabilidad histórica. Renunciar por discrepar con el Presidente (aunque inicialmente no se haga pública las razones) es la forma honorable y patriota de enviar un mensaje a López Obrador, que aún sus más fieles servidores saben que, por el bien de México, su estrategia de Gobierno y su estilo de liderazgo tiene que cambiar.

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