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El Metro

Algo está pasando con la red del Metro y no necesariamente tiene que ver con la seguridad

En los vagones más nuevos de la línea 1 del Metro hay pantallas con anuncios del Gobierno de la CDMX que dan cifras y datos sobre inversión y mantenimiento en el Metro. Uno de esos anuncios asegura que hasta un 96% de las escaleras mecánicas está funcionando. Me bajo en la estación Tacubaya y camino a la línea 7. A diferencia del viernes pasado, que hice otro recorrido en el Metro, este lunes veo mucha presencia de la Guardia Nacional. Cuento hasta 30 efectivos en nueve estaciones. En la estación Tacubaya hay mucha gente. No es hora pico, pero hay cola para entrar al vagón. Los vagones son más viejos en esta línea. Las puertas se cierran bruscamente y la gente se apresura para abordar. Durante el recorrido, el tren se detiene entre dos estaciones y me llega un olor a plástico quemado. El tren retoma el movimiento y pronto llegamos a la estación Polanco. Me bajo y encuentro que una de las dos escaleras eléctricas no funciona, a pesar del anuncio que aseguraba que casi todas funcionan. En total hice 39 minutos en nueve estaciones y lo máximo que esperé fueron 3 minutos. No estuvo mal, pero mi experiencia de dos días de usar el Metro no es la de millones de usuarios de todos los días.

Algo está pasando con la red del Metro y no necesariamente tiene que ver con la seguridad. De hecho, un sondeo en línea realizado por el mismo Metro revela que hasta un 63% de los usuarios y un 59% de las usuarias consideran que la saturación del servicio es la principal problemática. Sin embargo, la jefa de Gobierno ha sugerido que los incidentes recientes son atípicos y pidió la presencia de la Guardia Nacional en el Metro. Ayer, el Presidente dio a conocer una encuesta en la que se respalda la presencia de esta fuerza de seguridad en el Metro, mientras que el secretario de Gobierno de la CDMX sugiere que los incidentes en el Metro podrían ser deliberados. Y esto podría ser cierto, pero sin hechos que lo comprueben no hay más que suposiciones, mientras que los incidentes en el Metro sí se pueden revisar y lo cierto es que van en aumento desde 2019.

La Ciudad de México tiene un problema de movilidad. Siempre lo ha tenido. Somos una de las urbes más pobladas, millones de personas usan el transporte público y no hay presupuesto que alcance para satisfacer la demanda. El presente Gobierno presume inversiones históricas en Metrobús, Cablebús, Trolebús, RTPs, ciclovías, entre otros, pero personas usuarias del Metro han documentado retrasos, puertas que se abren con el tren en movimiento, explosiones, llantas que se incendian y otros incidentes. Varios medios han documentado, con datos del propio Metro, cómo los incidentes son hasta 2.3 veces más de 2019 a 2023, que de 2015 a 2018. La jefa de Gobierno ha insistido en que no es un tema de presupuesto y afirma que este ha aumentado respecto a gobiernos anteriores, pero esa cifra no toma en cuenta la inflación y con ello, realmente el Gobierno de Claudia Sheinbaum ha invertido menos en el Metro que el de Miguel Ángel Mancera. Esto ha sido uno de los errores graves en la comunicación en la crisis del Metro.

Adelantar la contienda del 2024, como hizo el Presidente en el verano del año pasado, fue un error. El costo ha sido muy alto para las corcholatas de Morena, pero especialmente para la jefa de Gobierno. Cualquier error de comunicación o de gestión se ha amplificado por su condición de aparente favorita para la sucesión, mientras que cualquiera de sus aciertos pasa a segundo plano.

Claudia Sheinbaum enfrenta el reto gigantesco de que el Metro ya no presente fallas y, claro, también responder por el resto de los problemas de la CDMX así como la búsqueda de la candidatura de su partido. Difícilmente podrá quedarse en el cargo si desea recorrer el País los fines de semana. El costo de mantener al mismo equipo, en comunicación y movilidad, parece ser otro de sus recientes errores. No recular y ajustar es un mal signo para lo que venga después. Hoy el Metro y la ciudad demandan mejores respuestas y mejor capacidad de gestión.

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