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Control de precios

La experiencia nos dice que los controles de precios siempre terminan perjudicando a quienes deberían ayudar

"Los controles de precios funcionan sólo para los políticos",Thomas Sowell.

La experiencia nos dice que los controles de precios siempre terminan perjudicando a quienes deberían ayudar. Al eliminar los incentivos para la producción y la distribución, reducen la oferta, generan mercados negros y elevan los precios reales. Lo hemos visto una y mil veces. ¿Por qué entonces la insistencia en aplicarlos? Porque les sirven a los políticos, como ha señalado el economista estadounidense Thomas Sowell.

Los controles, en efecto, promueven la idea de que los políticos están haciendo algo para ayudar a los afectados por las alzas de precios. Les permiten mostrarse como personajes poderosos, comprometidos con dominar a los especuladores y vencer la ley de la oferta y la demanda. Les generan votos y aplausos, pero al final el mercado siempre se impone. Si baja la oferta y se mantiene la demanda, los precios necesariamente suben o los productos desaparecen. A veces los aumentos se dan por debajo del agua, en forma de sobornos para obtener el producto o de reducciones en la calidad o la cantidad, pero siempre tienen lugar.

En el caso del control de precios sobre el gas LP que ha impuesto el Gobierno federal todavía no hemos visto el inicio del problema real: No han disminuido ni la producción ni la importación. Estamos presenciado, sin embargo, un paro de repartidores, aquellos que llevan el producto hasta los hogares, por la reducción casi a cero de sus comisiones. Al igual que con las medicinas, el Gobierno no ha entendido que hay costos de distribución que no se pueden eliminar.

El Presidente dijo ayer que garantizará el abasto, presentará denuncias "contra quienes se nieguen a cumplir con su obligación de prestar un servicio" y usará la Guardia Nacional para garantizar la seguridad de quienes sí salgan a repartir el gas. No deja de ser curioso, sin embargo, que a los narcotraficantes les ofrece abrazos, pero a los repartidores de gas LP los amenaza con mandarles la Guardia Nacional.

La verdad es que, como ocurrió con la escasez de gasolina de principios de 2019, el Gobierno está provocando la disrupción del suministro. Los precios del gas LP han subido en todo el mundo, en buena medida por el incremento del propano, y México importa más de 80% del gas LP que consume. Los precios con los que Pemex coloca el producto en el mercado interno han aumentado más que en Estados Unidos, desde donde importa el producto. Los menos responsables por el aumento son los repartidores y los distribuidores, a quienes se les quiere cargar todo el costo del control.

Si el Presidente quisiera realmente resolver el problema, estaría tomando medidas para fortalecer y diversificar la oferta y para reducir costos innecesarios. "Cuando hay un problema complejo, lo primero es entenderlo", me dice Carlos Navarro, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Gas Doméstico (Amexgas). En los últimos tiempos se han impuesto regulaciones sobre el gas LP que han incrementado en cuando menos un peso por kilo el costo. Algunos grupos de repartidores han establecido zonas exclusivas y usan la fuerza para impedir que otros puedan vender en ellas, lo cual elimina la competencia. La CRE, a su vez, tiene a revisión dos mil a tres mil permisos nuevos que, por incapacidad o por indecisión, no aprueba.

Un Gobierno eficaz tendría hoy un amplio abanico de medidas para disminuir los precios del gas LP. La peor es el control de precios. Si la está aplicando es porque no ha entendido el problema.

CAB DESCANSO:

Inquisidora

Elizabeth García Vilchis se enreda. Dijo ayer. "Aquí Reforma quiere destacar que la Comisión Federal de Electricidad subió las tarifas [sic] de alto consumo 20%. Y pretende hacer un escándalo con ese dato, que no es falso, pero se exagera". De vergüenza la inquisidora de las supuestas mentiras de los medios.

Twitter: @SergioSarmiento

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