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Consulta y cacería

No fue un ejercicio democrático ni de justicia sino de propaganda.

"No es mi fuerte la venganza, y si bien no olvido, soy partidario del perdón",Andrés Manuel López Obrador.

No fue un ejercicio democrático ni de justicia sino de propaganda. El propósito de la consulta era lanzar una cacería de ex mandatarios, aunque el Presidente siga insistiendo que no es vengativo, pero la Suprema Corte rechazó la pretensión. El otro propósito era golpear al Instituto Nacional Electoral.

La consulta que propuso AMLO pedía investigar y sancionar a los ex presidentes -desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto, pero sin incluir a Luis Echeverría ni al propio López Obrador- por "la presunta comisión de delitos". Los ministros de la Corte determinaron que era ilegal preguntar sobre acciones contra personas específicas, pero en un esfuerzo por quedar bien con el mandatario redactaron una nueva pregunta, un vago galimatías acerca de si los ciudadanos están de acuerdo en llevar a cabo "un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos".

El Presidente y sus legisladores se negaron a darle al INE los recursos para la consulta, pero eso no evitó que constantemente descalificaran a la institución por no hacer más con nada. López Obrador se quejó de que el INE no le permitía promover la consulta, olvidando que la ley lo impide, lo que no obstó para que lo hiciera de manera sistemática en las mañaneras. Beatriz Gutiérrez Müller, la no primera dama, se quejó de que no pudo votar en Nayarit, porque no había casillas especiales, y culpó al INE, sin considerar que la ley no las contempla en una consulta (se habían incluido casillas especiales, bastante más caras que las normales, en el presupuesto que los legisladores rechazaron).

Sergio Gutiérrez, representante de Morena ante el INE, acusó a la institución de mentir: "Vimos una contracampaña. Dijeron, que la consulta no es para enjuiciar a los ex presidentes. Sí, sí y sí es contra los ex presidentes. Ello está inmerso en la pregunta. Ustedes se empeñan en defenderlos". Supongo que el morenista no leyó el fallo de la SCJN o no lo entendió. Ayer todavía AMLO se quejó no sólo de la falta de promoción del INE (pese a que este utilizó todos sus spots, 377 mil, para difundirla), sino también de los medios de comunicación, con excepción de La Jornada, que el domingo invitó en su primera plana: "¡A votar!". "Tengan para que aprendan" los otros medios, dijo ayer el Presidente.

¿Fue la consulta un triunfo o un fracaso? Depende del cristal con que se mire. Una participación de 7% en un ejercicio que requería de 40 para ser vinculante es, en principio, un fracaso; pero la participación de casi 7 millones de votantes para una consulta que no preguntaba nada es una muestra de la fuerza política de López Obrador. El propio Presidente reconoció ayer que, aun si se hubiera logrado el 40%, no habría sido posible encarcelar a los ex presidentes: "Se tendría que abrir un proceso legal y no se podían violar los derechos humanos de nadie. No sólo es un asunto legal, es un asunto moral y es un asunto político".

Si el propósito era golpear a los ex mandatarios, algo logró, aunque estos ataques, de tan reiterados, van perdiendo efectividad. Si la meta era debilitar al INE, también parece haber avanzado. No vimos, sin embargo, ni un acto democrático ni uno de justicia. La justicia que se aplica por votación no es justicia sino linchamiento.

Nuestros constituyentes originales separaron sabiamente el Poder Judicial de los poderes de elección popular. El Presidente, sin embargo, quiere hacer de la justicia un tema político más.

Aspavientos

Es irónico afirmar que se buscaba justicia con la consulta cuando el ex presidente Peña Nieto, señalado en las declaraciones de Emilio Lozoya, ni siquiera ha sido llamado a declarar. Al Gobierno le gusta hacer aspavientos justicieros, pero no justicia.

Sergio Sarmiento

Twitter: @SergioSarmiento

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