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Apocalipsis climático

El alarmismo es impulsado por gobiernos que buscan obtener dinero del miedo

La Cumbre Climática de Glasgow exhibió una competencia macabra para describir el Apocalipsis que presuntamente se avecina. Antonio Guterres, secretario general de la ONU, afirmó: “Estamos cavando nuestra propia tumba”. Joe Biden, presidente de Estados Unidos, declaró: “El cambio climático ya está causando estragos en el mundo”. Boris Johnson dijo: “Falta un minuto para la medianoche en el reloj del Apocalipsis”. La joven activista sueca Greta Thunberg afirmó: “La gente en el poder puede continuar viviendo en su burbuja llena de sus fantasías, como el crecimiento eterno en un planeta finito, y con soluciones tecnológicas que súbitamente surgen al parecer de la nada y borrarán todas estas crisis en un momento”. Franz Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, pidió a los delegados en busca de un acuerdo: “Solo piensen en una persona en su vida. que todavía estará aquí después de 2030, y piensen cómo vivirá esa persona si no nos mantenemos en 1.5 grados aquí y hoy”.

“La cobertura alarmista ‘vende’ porque arrastra mucha más audiencia, genera más atención”, le dijo Bjorn Lomborg, del Copenhaguen Consensus Centre, al portal Libertad Digital. Los políticos fomentan este alarmismo. Simon Kofe, ministro de exteriores de Tuvalu, hizo su presentación para la Cumbre Climática desde su isla con el agua del mar hasta las rodillas, con la idea de dramatizar el alza en el nivel del mar; pero no dijo que Tuvalu ha aumentado su área terrestre 2.9 por ciento en los últimos 40 años. Efectivamente, las previsiones alarmistas no toman en cuenta que el ser humano toma medidas para combatir los efectos negativos del calentamiento y de cualquier otra adversidad.

El alarmismo es impulsado por gobiernos que buscan obtener dinero del miedo. El secretario de relaciones exteriores de México, Marcelo Ebrard, exigió a los países del G20 en la cumbre de Roma que aporten los 100 mil millones de dólares a los que se habían comprometido para combatir el cambio climático. No mencionó que el gobierno de AMLO, con su reforma energética, está favoreciendo el consumo de electricidad sucia.

El calentamiento global es un problema real que requiere menos drama y más realismo. Lo primero es entender que, aun si se aplican todas las medidas del Acuerdo de París y el Pacto de Glasgow, no se limitará el aumento de la temperatura a 1.5 grados sobre los niveles preindustriales. Lo más probable es que se rebasen los 3.5 grados en este siglo XXI, pero esto no significa que vaya a desaparecer la humanidad. El desarrollo económico, que se logra con el uso de energía, ayuda mucho más a enfrentar los problemas del calentamiento que las restricciones al uso de energéticos.

En la década de 1920, por ejemplo, morían medio millón de personas al año en el mundo por tormentas, inundaciones, sequías, incendios forestales y temperaturas extremas. Para 2020 la cifra fue de sólo 14 mil. Los países con menor desarrollo, como Haití, sufren mucho más por estos eventos que los que tienen un mayor desarrollo, como Estados Unidos. La verdadera solución está en el desarrollo.

Hay que reducir las emisiones, pero sin mentirnos sobre la meta de 1.5 grados, que no se logrará. Rebasarla, por otra parte, no significará el Apocalipsis. Más ayudará a la humanidad reducir la pobreza, lo cual no lograremos si tomamos medidas que, sin incidir sobre el calentamiento, acaben con el desarrollo.

“Decir que el cambio climático será catastrófico esconde una cascada de suposiciones de valor que no surgen de la ciencia empírica”. Richard Lindzen

RESCISIÓN

La empresa Siemens Gamesa está rescindiendo contratos con 500 campesinos de Santo Domingo Ingenio, en el istmo de Tehuantepec, para cancelar el parque eólico El Sauzal, donde invertiría 600 millones de dólares para generar 150 megavatios de electricidad en autoabastecimiento. La reforma eléctrica de AMLO prohibiría esta figura.

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