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El Imparcial / Tijuana / Testimonios Covid

'Hoy estamos y mañana, quién sabe'

El mayor temor de Gabriela era que su papá se contagiara de Covid-19, aunque su familia armó un plan para protegerse, ocho integrantes se contagiaron.

Tijuana, BC.- "Hoy estamos y mañana quién sabe", fue lo que me enseñó el Covid-19. Desde el primer día que supimos de la pandemia y cuando nos enteramos del primer centenar de contagios de inmediato armamos nuestro plan familiar para protegernos.

En casa vivimos ocho personas y quien más nos preocupaba era mi papá, porque tiene antecedentes desfavorables. Así que me dije a mí misma 'Gabriela, hay que ser firmes y poner reglas si queremos salir de esta: Solo los que trabajamos vamos a salir, lo demás deben estar en casa, está prohibido salir y recibir visitas'.

Entre octubre y noviembre tuvimos más miedo, pues dos tíos, hermanos de mi papá, habían fallecido por coronavirus y por ende estaba en riesgo la familia y la preocupación fue mucho más.

Y lo que son las cosas, mi cuñada salió a trabajar, al atender a un cliente con Covid-19 se infectó junto con una docena de sus compañeros. Ella fue la primera contagiada en mi casa, después le siguieron mis sobrinos, mi mamá, hermanos, papá y yo.

En mi caso, recuerdo que presenté los síntomas en la madrugada del domingo 6 de diciembre, primero fue calentura y después dolores musculares, para el miércoles ya estaba confirmada junto con mis familiares.

Claro que me dio miedo, pero tuve más miedo por mi papá porque presentó síntomas muy graves, incluso le hizo falta el oxígeno. Fue una desesperación muy grande, porque por más que lo quise ayudar, por más que le quise dar mi oxigenación, realmente no pude porque el sistema inmunológico depende de uno mismo. Fue una impotencia.

Bien lo dicen 'hoy estamos y mañana quién sabe', me dedico a la fotografía y a nosotros nos habían cancelado los eventos. En diciembre ya tenía todo preparado y agendado para hacer sesiones navideñas y las tuve que cancelar para no arriesgar a los clientes. En ese momento lo que tenía de dinero lo invertí en medicamentos para el Covid-19 y eso fue un golpe económico y emocional.

El Covid-19 es una enfermedad muy cara, nosotros nos atendimos en un consultorio particular de una farmacia.

El Covid-19 también es caro emocionalmente, estando en la misma casa, cada uno estaba en su lugar, solo nos juntábamos a la hora de la comida. Mi hermano se acercaba con mi papá porque era como su enfermero particular, los demás desde lejos lo mirábamos y nos tenía que gritar para informarnos cómo estaba, cómo se sentía.

Pasaron los días, por fin a mí papá lo dieron de alta, él está agradecido con Dios, siempre tuvo las ganas de vivir y se sigue cuidando. Poco a poco al resto de nosotros también nos dieron de alta, pero seguimos usando el cubrebocas para que mi papá no atrape virus.

Estamos aquí, vivos. Estamos agradecidos con Dios porque, a pesar de que todos nos enfermamos, mi papá sigue con nosotros. Todavía no salimos, pero no tenemos ese miedo a la enfermedad, no porque seamos inmunes, sabemos que podemos reinfectarnos, pero ya estamos un poco más tranquilos, relajados.

Cuando estoy a solas imagino una cruz porque a pesar de todo tuvimos fe en Dios y estamos agradecidos con Él. No dejamos que nos tumbara el miedo, a pesar de la desesperación y de todo lo feo que se veía.

En ese tiempo obtuve serenidad con la música cristiana, mostrando buen ánimo y editando fotografías, tenía mucha ilusión de volver a trabajar.

Gracias a Dios los clientes han respondido y en las primeras semanas de enero hice sesiones en exteriores y tuve que aplicar descuentos para recuperarme económicamente.

El Covid-19 fue una oportunidad para mejorar la convivencia familiar, si tenemos un problema en ese momento lo vamos a hablar para no guardarnos las cosas que nos molestan.

Sé que la pandemia continúa, no es fácil decirlo ni fácil de practicarlo, pero a las personas que están por esto les deseo mucho ánimo, porque realmente se siente una desesperación e impotencia cuando tienes un familiar enfermo y si no se tienen los medicamentos y si tienen la necesidad de internarlo en el IMSS, que sean fuertes.

Sé que no todos son creyentes, pero de verdad tengan fe en Dios. No se desesperen... pero hay que estar preparado para todo... para el mejor escenario y peor escenario, porque todo puede pasar, los síntomas varían de un momento a otro. Les deseo fortaleza.

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