Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

¡Los carniceros de hoy serán las reses del mañana!

Los opositores de ayer, hoy hacen y aplican las leyes a conveniencia, pero no lo hacen con la magnificencia que da el haber padecido tanta injusticia, sino con el rencor del tamaño de sus prejuicios.

Los opositores de ayer, hoy hacen y aplican las leyes a conveniencia, pero no lo hacen con la magnificencia que da el haber padecido tanta injusticia, sino con el rencor del tamaño de sus prejuicios. La miseria humana no tiene límites.

El discurso de odio que divide y polariza a nuestra sociedad, tarde o temprano se revertirá. Por tanto, “los carniceros de hoy serán las reses del mañana”. La venganza estará presente, las vendettas entre la clase política serán el aliciente para cumplir con sus revanchas. Por ello, en nuestro país, se ha venido utilizando el miedo como un instrumento de presión, para inhibir el voto de la sociedad y controlar al “imaginario colectivo”, pero también para amedrentar a los enemigos políticos.

Durante muchos años, la sociedad ha esperado ver en la cárcel a cientos de funcionarios de diferentes partidos y administraciones que han robado, realizado negocios ilícitos, utilizando información privilegiada y en ocasiones han dejado las arcas del gobierno vacías. Ha habido grandes fraudes como la estafa maestra, la compra de medicamentos y todo tipo de insumos que utiliza el gobierno, no se diga el sobreprecio a obras públicas que construye el gobierno. También ha habido funcionarios que han cobrado comisiones a empresas nacionales y extranjeras para posteriormente otorgarles contratos millonarios. Muchos millones de pesos se han canalizado para las campañas políticas, han sido fondos que se reparten a todos los partidos políticos, sobre todo al que ostenta el poder.

Los mexicanos abrigábamos la esperanza, de que, al advenimiento de un nuevo gobierno, las cosas iban a cambiar radicalmente, para mejorar, sobre todo cuando se nos prometió que habría justicia y que se terminaría con la corrupción, que todos aquellos funcionarios que habían malversado los recursos públicos serían encarcelados, incluyendo a los expresidentes. La sociedad está harta de tanta corrupción y no se aplica la justicia. En los últimos días hemos visto como a los rateros de cuello blanco no los tocan ni con el pétalo de una rosa y la puesta en escena de una obra teatral simulando que meterían a todos a la cárcel, no se ha concretado. Y como no ha ocurrido, la gente quiere ver sangre, tiene sed de justicia, ha pasado por décadas de pobreza y sufrimiento, porque el dinero que estaba destinado para su desarrollo desapareció y hoy padecemos la falta de recursos para educación, salud, vivienda, entre otros muchos satisfactores y no se ve cuando realmente se aplicará todo el peso de la ley a quienes han defraudado, robado y dilapidado los recursos públicos.

Una pregunta recurrente que flota en el aire es saber si ¿López Obrador se atreverá a castigar con todo el peso de la ley a exfuncionarios corruptos? Hay que recordar que durante su campaña política Andrés Manuel se comprometió a quitarles las pensiones a los expresidentes y meterlos a la cárcel siempre y cuando la sociedad estuviera de acuerdo, creo que cumplió con la primera parte, la segunda está en entredicho. Se necesita mucho valor para enjuiciar a un expresidente y sea sometido a la justicia siempre y cuando se compruebe que cometió un ilícito en contra de los recursos del erario.

Es muy difícil que el actual presidente logre meter a la cárcel a un expresidente, porque si lo hace estará preparando el camino para que una vez que concluya su mandato pase de ser el personaje con la escopeta en mano, a ser el “ganso”. No hay que olvidar que lo único permanente en el mundo es el cambio. Ahorita tienes el poder, pero mañana no lo tendrás, “con la misma vara que midas serás medido”, “el que a hierro mata a hierro muere” o más concretamente “los carniceros de hoy serán las reses del mañana” ¿a poco no?

*- El autor es economista egresado de la UABC.

En esta nota