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Las mejores películas del 2022

El Menú/ Crímenes del futuro.

En los últimos años se ha vuelto común que los cineastas realicen cintas autobiográficas/autoficciones que inevitablemente tocan someramente el tema del cine o de cómo llegaron a él. Este último año fue el turno de Spielberg y Sam Mendes (Los Fabelmans e Imperio de Luz respectivamente). Sin embargo, hay directores que abordan el tema al cine como temática de una manera no tan aparentemente obvia (Nop es un ejemplo). Ese es el caso de dos de las mejores cintas del 2022.

El Menú de Mark Mylod, superficialmente aparenta ser una cruza entre un programa de gastronomía y Diez Negritos de Agatha Christie. La trama se enfoca en un pequeño grupo de élite que viaja al exclusivo restaurante del chef Slowik (Ralph Fiennes), ubicado en una isla privada. Ahí, el chef presenta uno a uno sus platillos únicos, que en esta ocasión están diseñados específicamente para los comensales, y que con cada tiempo servido revelan secretos sobre ellos, así como el concepto real del menú de la noche.

Mylod utiliza la gastronomía como metáfora del cine (o de cualquier arte), haciendo del chef la encarnación del artista que ha perdido su propósito con cada paso que ha dado en su escalada al éxito dentro de la industria. Este despropósito lo lleva a elegir meticulosamente a los comensales de la noche, cada uno representando una de las razones tóxicas que lo ha llevado a su actual estado de decepción ante la vida misma.

Entre ellos se encuentran, el fanboy que venera ciega e ignorantemente a sus ídolos mientras arruina los secretos y la magia del arte, el crítico cuyo trabajo enaltece o destruye artistas, los ejecutivos que defraudan a la empresa, el productor que compra y manipula al artista, el mecenas que no sabe nada respecto del arte que patrocina. Para el chef, representan la ruina de su arte y de su vida.

La aparición no programada de una comensal adicional hace que el chef vea claramente lo que ya sabe. Ha trabajado durante años únicamente con obsesión, ha perdido el amor hacia su obra.

La única solución está en la purificación que trae el fuego. Crímenes del Futuro de David Cronenberg aborda el tópico del arte (cine) desde una perspectiva aún más pesimista, enfatizando el alarmante cambio de paradigma dentro de la industria y los espectadores.

En un futuro cercano, en que el cuerpo humano comienza a mutar para adaptarse a un medio ambiente cada vez más sintético, Saul Tenser (Viggo Mortensen) es artista de performance, cuyo acto consiste en la remoción pública de los nuevos órganos que genera su cuerpo.

Un grupo subversivo se interesa en Saul para que a través de su acto promueva sus ideas de la evolución del cuerpo humano hacia un nuevo estado que se alimenta de comida sintética creada a base de deshechos tóxicos.

Cronenberg utiliza a Saul como su alter ego, un hombre confrontado con una industria que se ha convertido en una fábrica de desechos, creando a un público cuyo organismo ha mutado como consecuencia de los elementos tóxicos a los que ha sido expuesto durante años y que ahora consume gustoso.

El nacimiento del primer niño capaz de consumir plástico en ese ambiente, representa a toda una generación que ha crecido con la idea del cine únicamente como parque de diversiones, al cual se acude para subir al carrito y levantar los brazos.

A través de su cinta, Cronenberg denuncia a la maquinaria de propaganda escapista que representa el cine comercial actual (Marvel, Disney, DC) y se propone a sí mismo como un mártir. Su cuerpo, su persona, representa la esencia del cine mismo, y la constante remoción de los tumores que éste genera es su rechazo a ser parte de la bastardización del arte y su postura de resistencia final a sucumbir al funesto cambio.

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