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La elección del domingo en Edomex

¿Por qué han cobrado tanta importancia las elecciones para gobernador en el Estado de México y en Coahuila del próximo domingo 4 de junio? ¿Por qué se han creado tantas expectativas a nivel nacional? ¿Qué está en juego?

¿Por qué han cobrado tanta importancia las elecciones para gobernador en el Estado de México y en Coahuila del próximo domingo 4 de junio? ¿Por qué se han creado tantas expectativas a nivel nacional? ¿Qué está en juego?

Simplemente porque están en juego muchas cosas, no sólo quien pierde o quien gana, como suele ocurrir en todas las elecciones, sino que en este caso puede haber implicaciones para la elección presidencial de 2024, que es en realidad la perspectiva con las que son vistos y analizados estos comicios.

Veamos brevemente algunos escenarios. Si la alianza formada por PRI-PAN-PRD que postuló a Alejandra del Moral, de origen priista, pierde la elección y la mayoría de las posiciones, el escenario para el PRI como partido será catastrófico y cuesta arriba hacia la elección presidencial. El PRI perdería uno de sus bastiones más importantes (por primera vez en la historia) y pasaría, aunque ya había entrado en esa tendencia, a formar parte de los partiditos en México.

Una derrota en el Edomex significaría el fin del PRI, no en la entidad necesariamente, pero sí a nivel nacional. Y, en cambio, un triunfo de Morena nos mostraría que su camino a la elección presidencial estaría más despejado aún. De ahí el origen de tantas expectativas. El PRI quizás pueda ganar en Coahuila, pero ese triunfo no le significaría un relanzamiento electoral a nivel nacional, como sería el caso de Edomex.

Otra implicación muy grave de una derrota en esa entidad es que puede acarrear efectos negativos en la alianza de partidos opositores para la elección del 24. A su vez, la derrota estatal podría generar desaliento entre los participantes y puede introducir conflictos y división al interior de la alianza, especialmente en cuanto a la elección del candidato o candidata presidencial.

Después de la elección en estas dos entidades, la única variable que quedaría por analizar y esperar en el rumbo a la elección del 24, es que Morena pudiera dividirse al momento de decidir quién será abanderado (a) a la silla de la presidencia. Sólo este escenario podría cambiar las tendencias de triunfo que muestra Morena hasta ahora.

Pero, ¿qué tan factible es esta posibilidad? Desde mi punto de vista no es factible, por una razón principal: porque los precandidatos, es decir las “corcholatas” que no salieran elegidas (cualquiera de ellas), podría perder mucho más si decide participar en otro partido que no sea Morena, ya sea en la alianza o el MC.

Un precandidato(a) perdedor de Morena no se va a ir a una opción política que no tenga capacidad de competir con Morena, o por lo menos que tenga un margen para cambiar las tendencias que existen ahora. Es decir, no se va a ir porque perdería “doblemente”.

Un escenario favorable para un candidato “disidente” de Morena sería aquel en el que se produjera una especie de “desbandada” en Morena, y que todos o la mayoría de las corcholatas no elegidas se marcharan hacia otro partido o que formaran un bloque de fuerzas. Pero esto es casi imposible que suceda.

Tampoco es viable porque todas las corcholatas de Morena saben que la elección presidencial del 24 va a ser una elección operada desde la presidencia, con todos los recursos materiales y humanos empleados a fondo para asegurar el triunfo. Ninguna de ellas tendría capacidad para enfrentar el aparato de gobierno, salvo que hubiera un candidato que, por convicción política e ideológica, decidiera participar. ¿Lo hay? No lo creo, ni siquiera Ebrard.

Lo que hemos visto hasta ahora en el estado de Coahuila, en donde el presidente del país mueve las piezas a contentillo, disciplinando a los partidos aliados como el PT y el PVEM, sin importarle las formas y la dignidad de los candidatos de esos partidos, obligándolos a renunciar a unas horas de la elección, puede ser una nota común en la elección de 2024.

Morena no quiere ser una maquinaria electoral que tenga fisuras, como se vio en Coahuila, en donde los partidillos oportunistas de siempre como son el PT y el Verde quisieron cada quien irse por su lado. La presidencia los paró en seco y los humilló de la peor manera. Esa va a ser la tónica de López Obrador para el 24.

Entonces, ante este escenario, ya de por sí difícil para los partidos de la oposición que están rezagados y que hasta ahora no tienen claro quién podría ser su candidato o su candidata a la presidencia, imaginemos ahora una derrota electoral en el Edomex el próximo domingo.

Por eso importa mucho saber qué va a pasar el próximo domingo en el Estado de México y en Coahuila. Regresaré sobre los resultados en mi siguiente colaboración, cuyo significado será muy importante.

*El autor es analista político.

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