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Inercia

Insistentemente leo, escucho y veo en medios locales, así como en redes sociales notas, reportajes y comentarios donde culpan a los nuevos proyectos de vivienda como los responsables de la congestión en las calles y otros añejos problemas de la ciudad.

Insistentemente leo, escucho y veo en medios locales, así como en redes sociales notas, reportajes y comentarios donde culpan a los nuevos proyectos de vivienda como los responsables de la congestión en las calles y otros añejos problemas de la ciudad. Parecería ser lo obvio para algunos activistas y ciudadanos que hemos residido por muchos años en esta ciudad y es muy fácil pensar que mayor densidad habitacional, automáticamente supone mayor congestión vial cuando esto podría no ser así.

El día de hoy, en Tijuana y nuestro estado hay una gran demanda de vivienda nueva en todos los segmentos económicos. Desgraciadamente para quien requiere una nueva vivienda la oferta del mercado es muy inferior a la demanda. De lo que hay en el mercado, los segmentos mejor atendidos son los que parten de valores superiores a 1.5 millones de pesos y normalmente en estos niveles, los compradores buscan realizar su sueño de encontrar y comprar una casa amplia, bien ubicada y con jardín. Este sueño, es cada vez más difícil de cumplir en una ciudad donde en los últimos 40 años hemos extendido la mancha urbana hacia la periferia. Este crecimiento privilegió un modelo de ciudad fallida, que resultó en una ciudad extendida de muy baja densidad, complicada por la ausencia de un sistema de transporte masivo asequible y de calidad obligando a la gente a buscar alternativas como los automóviles chocolate. Este grave error, es urgente corregirlo.

Esta demanda tan grande de vivienda se da por muchos motivos; la formación de nuevos núcleos familiares, la movilidad económica de compradores que están evolucionado hacia la clase media y ya no caben en la vivienda social que ocupaban, el crecimiento de las familias, a la migración provocada por las mejores condiciones laborales que ofrece nuestra ciudad e inclusive, por las nuevas generaciones que se integran al mercado laboral y en búsqueda de independencia deciden salir del hogar familiar. En los segmentos de menor valor la demanda de vivienda nueva es muy grande debido primero a la alta demanda por el universo tan grande de trabajadores del sector formal y segundo, por la falta de producción de vivienda nueva ya que bajo las condiciones que prevalecen y la falta de incentivos gubernamentales, no es viable para las empresas desarrolladoras de vivienda construirlas. Además, hay muchísimas viviendas abandonadas en la periferia de la ciudad por razones de movilidad, al encontrarse la mayoría de estas alejadas de las fuentes de empleo, hospitales, escuelas y del equipamiento urbano que se requiere para vivir decentemente en una ciudad.

En los últimos años, en nuestro país hemos empezado a reconocer que la problemática de congestión y movilidad que sufrimos en las ciudades es precisamente provocada por estos desarrollos de vivienda de baja densidad creados en la periferia de las ciudades. La ubicación y renuncia histórica de los gobiernos locales a proveer un sistema de transporte público de calidad provocan que la gente adopte el automóvil como su alternativa de movilidad, haciendo grandes recorridos individuales que se van acumulando por las principales vialidades desde la periferia hacia los centros de ciudad. De hecho, la nueva agenda y reforma urbana impulsada desde el gobierno federal, obliga a los gobiernos locales a romper esta inercia negativa con diversas medidas como la contención del crecimiento de la mancha urbana, la mezcla de usos del suelo, el desarrollo de mejores sistemas de transporte público, la implementación de ciclo vías, la mejora del espacio público y banquetas y principalmente, que se permitan mayores densidades y menos cajones de estacionamiento en predios céntricos donde hay infraestructura de ciudad subutilizada.

Al final, los nuevos desarrollos intraurbanos de vivienda irónicamente son parte primordial de la futura solución urbana y no la raíz de la problemática de nuestras ciudades. Hay que insistir en informarnos y prepararnos mejor como ciudadanos, hay que exhortar a los gobiernos locales a que cumplan su responsabilidad y que armonicen el marco normativo a la nueva agenda urbana, a que transformen el sistema de transporte en uno que atienda los intereses de los ciudadanos y no a los de los transportistas, a que incentiven la producción de vivienda intra urbana y tomen las medidas necesarias para recaudar sostenidamente vía impuesto predial los recursos necesarios para la transformación de la ciudad, e invitar a los especialistas y asesores que proponen medidas que encarecen e inhiben la producción de vivienda, que renuncien a sus intereses particulares y de grupo, pera así lograr romper la inercia que nos trajo a la crisis de vivienda en la que estamos hoy.

La vivienda intraurbana no es el problema… Es la solución.

* El autor es arquitecto tijuanense, pro ciudades compactas.

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