Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

Despeñadero de la democracia

Huérfanos de crédito político y autoridad moral; una cuadrilla de tirios y troyanos fingiendo portar ideas e intereses distintos entre sí andan lanzándose la cubeta y el trapeador sin tregua... 

Huérfanos de crédito político y autoridad moral; una cuadrilla de tirios y troyanos fingiendo portar ideas e intereses distintos entre sí andan lanzándose la cubeta y el trapeador sin tregua, pausa ni descanso pues sobre la pista del circo romano la línea es decapitar o ser degollado en una lucha donde pandillas facinerosas partidistas, dinero misterioso y candidatos de tacos varios se desgargantan, manotean y rasgan sus vestiduras en aras de pescar un placentero espacio electoral pues cualquier “sacrificio en amparo del pueblo no tiene precio”: naturalmente la muchedumbre, los de abajo, los paisanos saturados de pobreza desconocen la “disposición de sacrificio” de los atormentados hueseros.

Y vaya que la pandemia viene con todo el arsenal ofensivo y defensivo que la mafia política y económica acomoda en las zarpas de la izquierda, derecha o centro aunque, dado el salto de chapulín unos y otros, se ignora a que “ismo” o color responden todos y cada uno de los partidos cuyas uñas lucen enlodada al postergar el pulido de unos garfios prestos a depredar el dinero de los jornaleros, obligados a entregar millones de pesos con tal de “vivir” en democracia.

En la conocida vileza donde a río revuelto la clase política y partidos de actuar gansteril pescan sus desmesuradas ganancias; resalta el uso de encuestas reconocidas por ser de cascos ligeros, callejeras y mercenarias habida cuenta de calificar o descalificar apegadas al antojo del que más desembolsa en aval propio, candidatura correspondiente o aparato partidario respectivo ya que el matemático “sondeo de opinión” no deja lugar para que se dude de proyectar “adulteraciones”, más aún, cuando la simulada pesquisa fue desahogada bajo infalible “método científico”.

En otras palabras; el carácter mercader de encuestas a modo los bajacalifornianos lo constataron por medio de las truculencias bonillistas que el Primor jineteo en complicidad con los de triste memoria Yeidckol y Leonel Godoy que, para no desafinar, el ahora “primer mandatario” persiste en su encuestitis para difamar a sus opositores favoritos (particularmente a Jaime Martínez Veloz ), en contra de anteriores aliados o para acicalarse mediante engañosas preferencias a sus graciosas obras como, si en efecto, la realidad no manifestara una lectura contraria y de censura al gobernar Primoroso.

Y todavía más: regresando a las encuestas es obvio que más allá del pantano existen excepciones que aún inauditas, son veraces por ser ratificadas por medio de estudios y análisis académicos escrupulosos y de riguroso mérito técnico-profesional que por encima del contentillo, sinsabor o reconocimiento ciudadano; demuestran que la partidocracia ostenta un módico 15% de credibilidad. Un cercano 60% de empadronados no vota. 40% confía en el Ejército. Un diputado o senador despierta menor simpatía que un policía. Las iglesias no rebasan el 11% de aceptación y a los políticos profesionales o de oficio espalda les falta para tatuarles merecidas mentadas.

Ni modo; la descomposición y decadencia de la dictadura perfecta del sistema va de picada, y con este, la democracia disque participativa y representativa va que vuela al despeñadero…

*- El autor es diplomado en Periodismo por la UABC.

En esta nota