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Cuando el corazón puede más que el propio Gobierno

En los últimos 14 años, más de mil 300 personas han “desaparecido” en Baja California.

En los últimos 14 años, más de mil 300 personas han “desaparecido” en Baja California, en su mayoría se sospecha que fueron desapariciones forzadas, algún miembro del crimen los capturó y muy seguramente los asesinó, sin embargo, para los familiares la sospecha no basta, es indescriptible poder detallar la angustia que un familiar tiene al no saber qué fue de su ser querido.

Organismos Civiles, como la Asociación Unidos por los Desaparecidos de Baja California, que encabeza Fernando Ocegueda Flores, ha emprendido una lucha incansable y admirable para poder dar con el paradero de algún cuerpo que le dé consuelo a quienes buscan a su familiar y con ello al menos tiene la certeza que ya está descansando en paz.

Sin embargo, este tipo de organismos y activistas han demostrado que se encuentran solos en su lucha, por años han pasado administraciones que han prometido ayudarles, Procuradores y ahora Fiscales van y vienen asegurando que les brindarán ayuda, pero no, apenas esta semana Ocegueda y un grupo independiente de buscadores de cuerpos encontraron seis cadáveres en el Valle de San Pedro, en Tijuana, con poca o nula ayuda de la Fiscalía. ¿Cómo es posible que ellos sin equipo y sin presupuesto si den con el paradero de tantos desaparecidos, mientras que la Fiscalía no dé con ninguno?

La historia no es nueva, desde el Procurador Antonio Martínez Luna, que luego fue señalado de tener nexos con el Chapo, se les prometió a los familiares de los desaparecidos que invertiría en un millonario equipo para la detección del ADN y así identificar mejor a los cuerpos, sin embargo jamás se completó el equipo y el dinero se quedó tirado a la basura.

El también ex Procurador Rommel Moreño Manjarrez, a quien le tocó lidiar con el asunto de Antonio Meza López alias “el pozolero”, parece que tampoco tuvo el interés de avanzar en la identificación de las víctimas, prefirió mantener el show mediático de la aprehensión de un tipo de no mató a nadie, pero sí disolvió a docenas de cuerpos en ácido.

Actualmente, los activistas tienen un panorama complicado, requieren la seguridad de saber si realmente se toman las muestras de los cadáveres encontrados al banco de ADN para identificar si existe el parentesco con alguien de los familiares que siguen en su pena, las pruebas tardan mucho y se duda si es que realmente las hacen las autoridades; y para encontrar cuerpos en sitios alejados de toda civilización es costoso y arriesgado.

Realmente es incierto saber de dónde sacan la información los buscadores que han logrado recuperar cuerpos en sitios inhóspitos, muy seguramente proviene de personas detenidas que se arrepintieron y buscan darle paz a los deudos o buscan evidenciar a alguien.

Sea como sea, lo cierto es que los buscadores de cuerpos no tienen a un vidente detrás diciéndoles dónde escarbar para encontrar a sus familiares, proviene de una investigación que hoy en día la Fiscalía no realiza, la información proviene del mismo sitio que la Fiscalía pudiera buscar, pero no lo hace.

Tal parece que el corazón de los familiares puede más que el estado de derecho que la Fiscalía y otras autoridades deberían de defender, pero prefieren gastar los recursos en otras cosas inútiles, como entregar despensas o difundir revistas promoviendo su imagen. Pero esto nos recuerda que cada cuerpo hallado, es otra evidencia de la impunidad que hay en México.

*El autor es periodista con 25 años de carrera, ha encabezado noticieros en la televisión internacional; ganó el premio Nacional de Periodismo y ha sido académico, además dirige la página www.alfredoalvarez.mx.

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