Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Mexicali

¿Más bienestar o más pobres?

¿Cuál es la diferencia entre el Seguro Popular y el recién creado Instituto de Salud para el Bienestar? Ninguna, o casi ninguna, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió desaparecer el primero y crear el segundo.

¿Cuál es la diferencia entre el Seguro Popular y el recién creado Instituto de Salud para el Bienestar? Ninguna, o casi ninguna, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió desaparecer el primero y crear el segundo, incluso con el mismo objetivo general que es brindar atención médica gratuita a todas las personas que no están afiliadas al Imss o al Issstecali.

La justificación para hacer este cambio es un poco la misma que AMLO ha dado para otras decisiones parecidas: que no servía, que había corrupción, que había desvíos de recursos y, en este caso particular, que el Seguro Popular “ni era seguro ni era popular”. Así de simple.

El presidente López Obrador no quiere nada que venga de los anteriores gobiernos, sirva o no sirva. Quiere empezar todo de nuevo, aunque sea muy poco consistente en sus propuestas y sus proyectos en todas las áreas, como si el cambio que Amlo busca fuera más de índole política o de carácter simbólico, o mejor dicho, que todo aparezca como una creación de este gobierno.

Sin embargo, Amlo está jugando con fuego, especialmente en el terreno de la salud. El Insabi es una medida sólo vista en países más desarrollados (que según él toma de ejemplo), como es el de dar atención médica gratuita a millones de personas y sustentada en condiciones financieras distintas. Es una meta sólo alcanzable en condiciones diferentes de desarrollo.

Llevarlo a cabo en un país como México es una propuesta audaz, revolucionaria y de gran trascendencia, pero de muy dudosa viabilidad, como otras que ya se han presentado. ¿Cómo sostener un sistema de salud con atención y medicamentos gratuitos a una población de 69 millones (55.4% de la población) que no están afiliados al Imss o al Issstecali?

López Obrador dice y argumenta que será a través de abatir la corrupción y de la austeridad en el gobierno de donde saldrán los recursos, pero todas estas salidas son poco confiables e irreales, como ya se está viendo en otras áreas del gobierno.

Mi hipótesis es que Amlo lo que se propone hacer para sostener este tipo de proyectos es extraer recursos de los sectores más acomodados o más ricos de la población, ya sea a través de impuestos y otras medidas fiscales que ya se están poniendo en práctica, para transferirlos hacia los grupos más pobres de la sociedad. Un caso concreto es el de Baja California, pero hay muchos otros.

En el fondo, es la visión general de Amlo en torno al problema de la desigualdad social. A diferencia de los esquemas tradicionales que fincan sus políticas en incorporar a los más pobres a los círculos del bienestar y la prosperidad mediante diversas vías como la educación, el empleo, la salud, etcétera, lo cual puede llevar años, en el caso de Amlo es como buscar un atajo y hacerlo de golpe.

Parece una medida audaz, pero es engañosa. Porque si bien parece una medida justa, lo que va a producir no es que los más pobres mejoren su situación, sino que la pobreza tienda a igualarse, eliminando los actuales contrastes sociales que hoy caracterizan al país, es cierto, pero ampliando el espectro de la pobreza hacia la mayoría de la población. Si la idea de Amlo es que en México no haya pobres y ricos, sino pobres nada más, entonces va para allá.

La idea central detrás de esto es que en este nuevo proceso de cambio los sectores más pobres mejoren su situación, pero no sólo a través de nuevas oportunidades y nuevos programas de apoyo del gobierno, sino también y de manera fundamental a partir de que los que más tienen, es decir los más privilegiados (y que se han beneficiado con las políticas neoliberales), dejen de serlo.

Nadie lo hubiera pensado, pero Amlo tiene esta idea esquemática y prejuiciosa muy extendida en algunos sectores sociales de que los más pobres lo son en realidad porque hay ricos. La pobreza no puede explicarse sin la riqueza. Que es la idea invertida de los más ricos, que creen que ellos lo son porque trabajan más a diferencia de los más pobres.

No es este el debate que está en la opinión pública o en los medios, pero es el trasfondo de lo que está pasando en nuestro país, incluso aunque los “especialistas” no lo registren. ¿Cómo se hace para ayudar a los más pobres, que son la mayoría, sin empobrecer a todos los demás, como si realmente eso constituyera una alternativa?

El país camina a pasos acelerados hacia este escenario bajo el gobierno de López Obrador, con una economía sin crecimiento, sin recursos, y con un caldo de cultivo donde los prejuicios, incluidos los del gobierno, se estén extendiendo por todos los rincones del país. Los únicos que saldrán perdiendo, otra vez, serán los más pobres. Ojalá que no.

* El autor es analista político.

Versión extendida del presente artículo disponible en www.elimparcial.com/tijuana.

En esta nota