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El Imparcial / Espectaculos / Sex and the City

Kim Catrall y Sarah Jessica Parker enfrentadas por Sex and the City

Las actrices están enemistadas desde hace años. Pero las rispideces se hicieron más evidentes cuando Catrall rechazó formar parte de esta nueva entrega de la serie.

ESTADOS UNIDOS.- Durante años, Sarah Jessica Parker, Kim Catrall, Cynthia Nixon y Kristin Davis fueron las protagonistas de una de las series que revolucionó la pantalla chica allá por finales de los años 90 y la llegada del nuevo milenio: Sex and the City. Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte -nombres de sus personajes en la ficción- nos regalaron a lo largo de 94 episodios las vivencias, las experiencias sexuales y las relaciones de pareja de cada una de ellas.

Con la ciudad de Nueva York de fondo, la protagonista de esta producción -Parker, como Carrie- relataba las aventuras de estas amigas. Basado en el libro del mismo nombre escrito por Candace Bushnell, la serie se animó a hablar temas referidos a la problemática femenina que hasta entonces no se abordaban: mujeres solteras que buscaban su realización personal más allá de un marido, una casa o la maternidad.

Fue entonces cómo disfrutamos de la moda de cada una de ellas. Sarah Jessica Parker se convirtió en una it girl durante esos años y todas convirtieron en furor marcas de calzado como los de Manolo Blahnik y Jimmy Choo.

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Hace apenas unas semanas se anunció el regreso de la serie con nuevos episodios. “And just like that...” será el nuevo nombre que reunirá a tres de las actrices protagónicas de esta icónica serie. Sin Kim Catrall y su Samantha en escena, la serie contará con diez episodios de 30 minutos y comenzará a grabarse en los próximos meses. ¿Se podrá tener una continuación sin Samantha? ¿Qué destino le darán a su personaje?

Amigas públicas, enemicas privadas

Todo parecía andar sobre rieles. Las cuatro actrices eran tapa de los diarios y revistas, las marcas las buscaban para vestirlas, estaban en el foco de las últimas novedades de moda y tendencias y, como si esto fuera poco, formaban parte de una de las series más exitosas de la televisión creada por Darren Star. Pero el conflicto entre Sarah y Kim dos actrices no tardó en llegar y luego, en explotar.

En la ficción, Carreie y Samantha eran las mejores amigas del mundo, se contaban todo y tenían un vínculo inquebrantable. Pero cuando los focos se apagaban, surgía el conflicto. ¿Quién era la verdadera protagonista de esta historia? ¿Se trataba realmente de cuatro amigas que tenían la misma participación en la trama? Claramente, y a ojos del espectador, las respuestas a estas preguntas son negativas. De hecho, Sarah Jessica Parker se convirtió también en productora de la serie cuando ya se estaba emitiendo la tercera temporada. Allí comenzaron los primeros roces que vinieron de la mano con las diferencias salariales.

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Comenzó a circular la información que decía que Sarah recibía un salario mayor al de sus compañeras a pesar de que se trataba de una serie con cuatro protagonistas. Por ese entonces, otra exitosísima comedia también contaba con un elenco coral y los conflictos parecían no estar a la vista. Esa serie era Friends. Los actores de esta producción negociaban su sueldo en conjunto y así todos terminaron cobrando un millón de dólares por episodio. En cambio, en Sex and the City las aguas estaban divididas y cada una de las actriz principales debía tocar la puerta del canal para renegociar sus ingresos.

Tanto Nixon como Davis -las otras dos actrices de la ficción- negaron siempre que hubiera un conflicto tan intenso como anunciaba la prensa. Aclaraban que las situaciones que se relataban no eran reales y carecían de fundamento. Algunos de esos rumores que se dieron a conocer incluían momentos como el del final de la serie en el que todas las actrices lloraban emocionadas, y Catrall habría dicho que si las extrañaba alguna vez pondría, unos DVD’s de la serie y asunto resuelto.

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Pero este enfrentamiento cada vez más voraz e intensamente expresado por Kim -recordada por la película Mannequin, en la cual le daba vida a un modelo de una galería de ropa, por mediados de los 80- no la llevó a bajarse del tren de los millones que generaba esta historia. El proyecto de la película de la serie se hizo realidad y en 2008 Sex and the City llegó al cine, con una secuela lanzada en 2010.

Fue en esta segunda película que las actrices ya ni se hablaban: trataron de compartir la menor cantidad de tiempo posible en las escenas. “Nunca hemos sido amigas. Éramos compañeras”, decía una y otra vez la actriz que interpretaba a Samantha. El mensaje era claro: para ella se trataba solamente de un trabajo, con todo lo que conlleva: reclamar derechos y -según su visión- no tolerar injusticias.

Catrall nada quería saber con otro regreso de esta historia de las cuatro de Nueva York. Y dejó asentado en 2016 que no participaría bajo ninguna circunstancia en una tercera parte cinematográfica. Es por eso que no sorprendió que este regreso anunciado de la serie con nuevos episodios en HBOMax no contará con la presencia de Kim.

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Tal vez uno de los sucesos más notorios de este enfrentamiento entre ambas actrices se manifestó cuando murió el hermano de Catrall. Era febrero de 2018 y Sarah decidió enviarle un mensaje de condolencias a Kim por esta pérdida. La reacción de su compañera fue lapidaria: “No necesito de tu amor ni tu apoyo en este trágico momento”.

El posteo continuó con una reflexión que le hizo la mamá de Kim sobre Sarah que decía: “¿Cuándo será que la hipócrita de Sarah Jessica Parker te dejará en paz?”. La respuesta continúa con una líneas más intensas y llenas de enojo y dolor: “No eres mi familia, no eres mi amiga. Así que te estoy escribiendo por última vez para que dejes de explotar nuestra tragedia para restaurar tu personalidad de chica agradable”.

En una última entrevista del conductor británico Piers Morgan, Kim volvió a afirmar que su relación con Parker nunca fue buena. En un tono ya más reflexivo, Catrall dijo: “Creo que ella podría haber sido más amable. No sé cuál es su problema”. Y nuevamente salió a cruzar la versión de que el conflicto era por el salario: “Yo nunca fui una diva ni pedí más dinero. Y es más, para mí se terminó Samantha, sin remordimiento ni arrepentimiento”.

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