La cubeta de cangrejos
Hoy en día no caben los claroscuros en la narrativa de las fuerzas políticas, ni la gobernante ni la opositora
Se ven patéticos ridiculizando al presidente López Obrador en su reunión con los mandatarios de Canadá y Estados Unidos.
Igual de patéticos se veían quienes lo mismo hicieron con Peña Nieto no hace mucho tiempo.
Antes como antes…y ahora igual que antes. Esa frase la he mencionado aquí en varias ocasiones, tratando de ilustrar de forma básica que las cosas no cambian y que lo que yo ubico como la clase política mexicana es la misma, se ampare en las siglas que se amparen.
No se trata de apoyar ciegamente al Presidente, pero tampoco de atacarlo con la misma cerrazón.
Hoy en día no caben los claroscuros en la narrativa de las fuerzas políticas, ni la gobernante ni la opositora.
Unos porque no saben perder ni reconocer los errores que los llevaron a la derrota…lo otros porque no saben ganar y ahora que lo hicieron no atinan a asumirse como lo que son: Gobierno.
Claro, en todo hay excepciones honrosas.
En alguna que otra expresión mafufa y radical de nuestros vecinos países, vemos manifestaciones de reducidos sectores minimizando a su presidente, pero son los menos y al final es “su” presidente.
A mi no me da gusto ver cómo nosotros mismos nos metemos el pie, me da tristeza.
No estoy de acuerdo con el Presidente en muchas cosas, seguramente no lo estaré en lo que le resta de mandato.
Sin embargo, no me voy a permitir esas faltas de respeto en contra suya, porque es el Presidente de mi País y si no empiezo yo dando el respeto que merecen las instituciones y quien las dirige, no podré exigir jamás lo mismo para mi.
Entiendo el debate en el sentido de que el papel presidencial en esas reuniones haya dejado que desear, aunque no tanto como quisieran sus adversarios.
Viene su desempeño reciente precedido de las críticas que le hicieron representantes de poderosas economías como la de China y Rusia, cuando en un foro que no era para eso, criticó la concentración de la riqueza y propuso una política global a la Robin Hood.
Confieso que me faltarán argumentos para poner aquí.
Confieso también que nomás no me convence, no me parece que esté bien, no me acomoda recetarle tanto madrazo al Presidente en el contexto de esas reuniones.
Es, eso sí, un debate que se dio en redes y en el mero círculo rojo. Nada de eso se va a reflejar en las encuestas que siguen demostrando los altos niveles de aprobación presidencial.
Pero reducirlo a ese sector de la sociedad lo hace más lamentable, porque se supone que esa es la clase pensante…se supone.
No es este un debate de masas, pero sí lo es de la clase gobernante, de los que estuvieron, de los que están y de los que aspiran a estar.
Ese es el problema, que no avanzamos en el nivel del debate, porque los que antes criticaron hasta el cansancio, hoy defienden.
Los que antes defendían hasta el cansancio, hoy critican.
Pocas voces equilibradas se pueden encontrar en esa selva. Ojalá poco a poco surjan más. Estamos pues, en ese cuento de la cubeta de cangrejos, que no necesita una tapa porque entre ellos mismos se jalan hacia el fondo y al final nadie logra salir de la cubeta.
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